Juan Rubio / Izúcar de Matamoros, Pue.
A lo largo de la carretera internacional a Oaxaca, en el municipio de Izúcar de Matamoros, se lleva a cabo una emotiva travesía. Juan Velazco Flores, coordinador de los choferes de un grupo de peregrinos originarios de San Luis Acatlán, Guerrero, comparte los detalles de su recorrido en una breve entrevista, mientras su grupo hace una pausa en su camino hacia la Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México.
El grupo, que partió el 7 de diciembre desde su localidad en la Costa Chica de Guerrero, ya está de regreso tras haber cumplido con una misión espiritual que los llevó hasta la Basílica. Durante su trayecto, hicieron varias paradas en localidades de Guerrero, como Huamuxtitlán y Malinaltepec, y se espera que lleguen el 12 de diciembre a su destino final, la parroquia San Luis Rey de Francia, en San Luis Acatlán, Guerrero.
En la charla, Velazco Flores destacó la importancia del peregrinaje, no solo como una expresión de fe personal, sino como una forma de agradecer a la vida, especialmente por la salud de su familia, lo que lo ha motivado a realizar este recorrido durante los últimos 19 años. «Es por mucho agradecimiento a la vida… por la salud», afirmó el coordinador, quien también se mostró agradecido por el apoyo que han recibido de comunidades como la que los invitó a almorzar en su paso.
El grupo está compuesto por 30 corredores, 20 personas de servicio y 25 choferes, quienes deben tomar precauciones adicionales al recorrer las carreteras, especialmente en el marco de una jornada tan exigente. Velazco Flores, quien también coordina a los conductores del grupo, aprovechó para enviar un mensaje a otros automovilistas: «Primero, respetar a los demás. Si estamos cansados, debemos descansar y ver si otro chofer puede ayudarnos», comentó, subrayando la importancia de la precaución y el respeto mutuo entre todos los conductores.
Además, destacó el esfuerzo de su grupo para garantizar la seguridad en el camino, utilizando banderolas, conos y dejando las torretas encendidas cuando se detienen, lo que permite a los demás conductores ver con claridad las paradas del peregrino.
Para Velazco Flores y su grupo, esta travesía no solo es un recorrido físico, sino también un llamado a fortalecer la fe y a invocar la protección divina. En sus palabras finales, expresó su deseo de que la fe de todos los mexicanos crezca, sobre todo en estos días cercanos al Día de la Virgen de Guadalupe. «Que aumenten la fe de todos, porque estamos muy cerca de los guadalupanos, y eso tiene una gran intención», concluyó.
El peregrinaje de estos guerrerenses es una de las tantas historias de fe que se viven en las carreteras mexicanas cada año, un testimonio de devoción y sacrificio que se repite con cada paso, al tiempo que los viajeros hacen un llamado a la solidaridad y precaución en las carreteras.