**Muchos feligreses llegaron antes y otros más optaron por suspender la visita a la Virgen de Guadalupe**
Elizabeth Soriano / Izúcar de Matamoros, Pue.
Oraciones, devoción, lágrimas y fe marcaron las celebraciones en torno a una de las fiestas católicas más grandes en México y el mundo: la conmemoración de las apariciones de la Virgen de Guadalupe este 12 de diciembre, día de la Reina de los Mexicanos y Emperatriz de América.
Pese a los riesgos de la pandemia, la inseguridad y las dificultades en las carreteras, miles de peregrinos llegaron como cada año al templo de la Morenita del Tepeyac, en la Ciudad de México, llenos de esperanza y fe para depositar ahí sus necesidades y súplicas y al mismo tiempo dar gracias por las bendiciones del año.
Es importante destacar que la pandemia ha frenado en gran parte la afluencia de los peregrinos, pues la situación económica y de salud impidió que el número de visitantes fuera igual al de años anteriores.
Por Covid-19, disminuyeron peregrinaciones
Pese a que este año hubo menos restricciones por la pandemia del Covid-19, esto no significó que varios clubes de peregrinos mantuvieran la suspensión de sus visitas o buscaran alternativas para mayor seguridad de los devotos.
Este año, además de artículos de salud, primeros auxilios y ropa que abrigara a los asistentes, las medidas sanitarias fueron de gran importancia, pues ningún peregrino olvido llevar su cubrebocas, gel antibacterial y demás productos de limpieza que disminuyeran el riesgo de un contagio.
El club de Santa María Magdalena, que lidera don Pedro Nando, optó por acudir al santuario desde las primeras horas del día 9 de diciembre, para poder estar ahí durante unas horas y regresar nuevamente a Izúcar antes de las 5:00 de la tarde; en la Basílica fueron recibidos con una misa.
En entrevista para Enlace Noticias, don Pedro expresó con tristeza que el número de peregrinos disminuyó, a comparación de otros años; pero a la vez resaltó que también es una muestra de que la gente se está cuidando y la Virgen sabe esas razones y las entiende.
Uriel Mendoza Reyes, joven peregrino de Izúcar de Matamoros, asistió al santuario el pasado 9 de diciembre en una visita rápida con algunos amigos, y reafirmó que el número de peregrinos sí disminuyó considerablemente a comparación de otros años, pues mientras en años pasados encontraban en el camino varios grupos de feligreses rumbo a la Basílica, este año solo coincidieron con tres; asimismo, señaló que las familias y devotos que brindaban algún alimento o lunch a los peregrinos también se redujo.
De acuerdo con el testimonio del joven, quien lleva 25 años visitando el templo, esto principalmente se debe a la pandemia del Covid-19, la cual ha dejado crisis económica, de salud y un gran temor de contagio si se encuentran en lugares donde hay muchas personas.
En el caso del club izucarense “Saetas”, han optado por suspender sus visitas hasta que sea más segura la situación de salud, pues don Ángel reconoce que viajar en camiones grandes como tráiler, puede generar aglomeraciones al llevar alrededor de 300 peregrinos; por ello prefirieron suspender las peregrinaciones desde el año pasado y este 2021 también.
Izúcar, con más de 50 años de realizar peregrinaciones
Desde hace décadas, Izúcar de Matamoros se ha caracterizado por ser un municipio peregrino y devoto de la Virgen de Guadalupe, por lo que desde hace más de 50 años existen clubes deportivos que cada año recorren miles de kilómetros para llegar a los pies de “la morenita” en su casa del Tepeyac; tal es el caso del club “Saetas”, el cual lleva 57 años llevando peregrinos.
Don Ángel Jiménez Astudillo, actual dirigente del Club y quien tiene más de 20 años en él, expuso que fue fundado en 1965 por un grupo de jóvenes que, tras ir a traer el fuego de Independencia a Dolores Hidalgo, tuvieron la inquietud de ir también a la Basílica de Guadalupe en peregrinación.
A partir de ahí y durante los 3 años siguientes, solicitaban el apoyo al entonces presidente municipal, quien les prestaba los camiones de volteo de la basura, y su antorcha estaba hecha con botes de chile y palos llenos de estopa con diésel.
Entre quienes se animaron a iniciar la aventura motivada principalmente por su fe, están: los hermanos Julián y Alberto Tapia, Modesto Ortega, Toño Varo, Melitón Olguín y Jorge Olguín; algunos de ellos ya finados y que son recordados en el Club, el cual actualmente alberga a sus hijos, nietos y hasta bisnietos.
En entrevista para Enlace Noticias, don Ángel compartió que a partir de ahí el club fue creciendo poco a poco, pues actualmente llevan con ellos alrededor de 300 peregrinos, quienes van motivados por la fe a la Virgen y lo que llevan dentro de su alma y su corazón.
La fe y devoción como mayor motivación
Son muchas las historias de fe y milagros que comparten como peregrinos, pues cada uno tiene como motivación su fe hacia la Virgen de Guadalupe y el tener la oportunidad de agradecer.
Don Ángel declaró que han tenido experiencias muy buenas y demostraciones de que los milagros sí existen, pues se acercan con problemas de alcoholismo o drogadicción y acuden como una última alternativa para visitar la Basílica, y han logrado superar sus vicios.
Jiménez Astudillo abundó que una de las experiencias que más recuerda es la de un joven, el cual tenía problemas de adicción y los buscó como una manera de querer superar el vicio, por lo que se fue corriendo descalzo hasta la Basílica.
Sin embargo, cuando iban por Tepetlixpa pisó un vidrio que le cortó gran parte de la planta del pie, por lo que tuvo que ser llevado a una clínica donde le pusieron 8 puntos, pero pese a ello continúo corriendo descalzo hasta llegar al templo y regresar; todos terminaron con la sorpresa que su herida estaba intacta a su llegada a Izúcar; un milagro que don Ángel recuerda con mucho sentimiento, pues le hace pensar que para la Virgen de Guadalupe no hay imposibles, y que es capaz de salvar a uno de sus hijos de las garras de las drogas.
“Fue algo tan maravilloso, milagroso que la herida estuviera intacta, ni se volaron los puntos recién cosidos ni nada”, dijo con lágrimas en los ojos.
Don Pedro Nando también es un peregrino que lleva más de 20 años con su Club de Santa María Magdalena, y en primera fila ha sido testigo de muchos milagros que ha hecho la Reina de México; uno de ellos, cuando puso en sus manos la salud de su hija que llevaba muy enferma, o cuando una de sus corredoras más pequeñas se perdió y con fe y mucha oración lograron encontrarla.
Pero no solo en esos aspectos han visto los milagros y lo poderosa que es la fe, pues uno de los obstáculos a los que se enfrentan los peregrinos es la situación económica; sin embargo, todos ellos expresan que la Virgen les ha puesto en el camino personas que los han apoyado, tanto en alimentos como en transporte o hasta uniformes.
Solidaridad entre devotos
Don Ángel Jiménez expresó que, como responsables del club, deben también pedir apoyo a la Secretaría de Gobernación, por lo que emiten un oficio donde informan el número de peregrinos que viajan con ellos; asimismo a la Guardia Nacional de caminos, tanto a la de la zona de Izúcar como a las de Morelos y el Estado de México, para solicitar apoyo ante cualquier emergencia que se pueda presentar en el camino.
Del mismo modo, expuso que ante los peligros de accidentes donde puedan salir heridos o fallecidos, los clubes de Izúcar tienen un fondo de ahorro, el cual van nutriendo cada año con una cooperación, y es utilizado para apoyar a peregrinos que sufran algún percance o accidente y resulten heridos o pierdan la vida, esto para mostrar la solidaridad con los compañeros.