Juan Manuel Vega / Chietla, Pue.
Durante el pasado fin de semana, en las comunidades de Ahuehuetzingo y Atencingo, pertenecientes al municipio de Chietla, se llevó a cabo la ancestral Fiesta de los Perros de Agua. Este evento, profundamente arraigado en la cultura local, marca el inicio de la temporada de lluvias y la limpieza de las acequias, siendo una tradición única en el país.
Según la tradición oral transmitida de generación en generación, la historia de los perros de agua se remonta a los tiempos en que William Jenkins, dueño de las tierras de la Hacienda de Atencingo, presionaba a los pueblos circunvecinos para que cultivaran exclusivamente caña de azúcar. Los habitantes de Ahuehuetzingo lucharon incansablemente por el acceso al agua, que el hacendado restringía con fines comerciales. Finalmente, los perros de agua, convertidos en símbolos de resistencia, lograron obtener el vital recurso para su comunidad.
La festividad comenzó alrededor de las 10 de la mañana del pasado domingo, cuando los perros de agua, que son niños y adultos, se vistieron con un atuendo formado por una falda de hoja de plátano seco y un sombrero elaborado con ramas de sauce que cubre la cabeza. Partieron de Ahuehuetzingo hacia Atencingo. En el río Nexapa, cerca del «puente pelón», iniciaron un ritual sagrado. Danzaron en círculos, arrojando agua bendita, flores, aguardiente y tabaco como ofrendas a los dioses. Bajo la guía del «perro mayor», ofrecieron oraciones a Dios y a la Virgen María.
Luego, recorrieron las calles de Atencingo, mojando a los vecinos con agua previamente colocada en recipientes. Al finalizar la festividad, se sumergieron en «el canal mayor» y siguieron la acequia hasta llegar a Ahuehuetzingo.
El cronista Alfonso Gil Campos, coordinador de los cronistas del valle de Izúcar de Matamoros, dijo que esta actividad es única en el mundo y es fundamental en la historia de Chietla. “Su lucha por el agua y su papel en la cultura local perduran como un recordatorio de la resistencia y la comunidad. Esta tradición, heredada de generación en generación, sigue siendo un símbolo de unidad y perseverancia en la búsqueda de recursos vitales para la comunidad”, señaló.