Redacción / Izúcar de Matamoros, Pue.
El pasado 1 de septiembre, la Universidad Tecnológica de Izúcar de Matamoros (UTIM), llevó a cabo su 27 aniversario en medio de una tormenta institucional que ha dejado a la comunidad académica en una situación alarmante. En lugar de celebrar sus logros, la Institución enfrenta una de las peores crisis de su historia, exacerbada por una serie de decisiones administrativas desastrosas, y acusaciones graves de conducta inapropiada por parte de su anterior rector, Javier Santiago Reyes.
La gestión de Javier Santiago Reyes: Un ciclo desastroso
La crisis en la UTIM comenzó a gestarse en marzo de 2023, con la designación de Javier Santiago Reyes como Rector. Sin experiencia previa en administración universitaria, ni conocimiento del modelo educativo de las Universidades Tecnológicas, Santiago Reyes asumió el cargo con una actitud despectiva hacia la institución. Bajo su dirección, la universidad no solo sufrió una serie de decisiones erróneas, sino que se sumergió en una crisis que ahora parece insuperable.
Una de las primeras medidas de Santiago Reyes fue un despido masivo y arbitrario de personal clave: directivos, administrativos, docentes y técnicos con años de experiencia y dedicación. Este golpe devastador al capital humano de la UTIM no solo desestabilizó la estructura de la universidad, sino que también la dejó con una falta crítica de experiencia y liderazgo.
Los despidos, supuestamente motivados por una falta de simpatía política hacia la presidenta municipal Irene Olea Torres, se llevaron a cabo en obediencia a órdenes directas, y despojaron a la UTIM de un valioso recurso: su personal comprometido.
La sustitución de estos empleados por individuos inexpertos y corruptos, seleccionados más por su lealtad política que por su competencia profesional, llevó a una gestión administrativa y financiera desastrosa. La calidad educativa se desplomó y la estabilidad institucional se vio seriamente comprometida, afectando profundamente todas las áreas de la universidad.
Denuncias de acoso sexual: un escándalo que agrava la crisis
El problema no se limitó a la gestión administrativa deficiente. Javier Santiago Reyes también ha sido el centro de graves acusaciones de acoso sexual. Los rumores sobre su conducta inapropiada y presunta corrupción sexual se han intensificado, dejando una sombra ominosa sobre la UTIM y la administración municipal de Izúcar de Matamoros.
Denuncias anónimas refieren que Santiago Reyes, en sus diferentes roles como funcionario público, se aprovechó de su posición para cometer presuntos actos de acoso sexual y corrupción. Según diversas fuentes, el entonces Rector no solo falló en sus responsabilidades académicas, sino que también se involucró en comportamientos inmorales, utilizando recursos públicos para favorecer a sus allegados.
La Fiscalía de Puebla, especializada en corrupción de servidores públicos, investiga estos hechos que podrían configurar el delito de “ejercicio indebido de funciones públicas”.
En las redes sociales y en la comunidad local, han circulado conversaciones filtradas que revelan un lenguaje ofensivo y denigrante de Santiago Reyes hacia sus empleados y personas cercanas a él.
Estos mensajes expusieron la manera en cómo se refería de manera despectiva a una mujer, que presuntamente fue testigo de sus actos inmorales. Este tipo de comportamiento ha levantado una ola de indignación entre los ciudadanos, que demandan justicia y una reforma profunda en la gestión de la UTIM.
Un futuro incierto y la necesidad de acción
La gestión de Javier Santiago Reyes en la UTIM terminó abruptamente con su renuncia el pasado 8 de mayo de 2024. Sin embargo, los estragos de su administración continúan afectando a la universidad y a su comunidad.
Esta situación ha trascendido en la comunidad, mermando la confianza en la institución y afectando gravemente la captación de nuevos estudiantes. La disminución de la matrícula es un síntoma claro de la pérdida de prestigio y la calidad educativa de la universidad.