Emmanuel Anaya / Izúcar de Matamoros, Pue.
*Es uno de los más antiguos de la región
El mercado de Izúcar de Matamoros es uno de los más representativos dentro de la Mixteca, el cual data desde la época prehispánica hasta la actualidad, y es tradición que cada lunes llegue la gente de las diversas comunidades aledañas al municipio para vender sus productos y comprar parte de su canasta básica.
Históricamente, antes del asentamiento español en la que hoy es conocida como Latinoamérica, el comercio se daba en las plazas o tianguis, y era efectuado en forma de trueque. Fue con la cultura Olmeca y Azteca que el comercio dejó de ser local y se convirtió en regional, pues los pobladores se movían a diferentes regiones para dar a conocer sus productos.
Una de las plazuelas de mayor relevancia fue la de Izúcar de Matamoros, en la cual proliferó el comercio de diversas plantas, semillas, piedras y esclavos, que según con los cronistas, existen sólo dos plazas donde se comercializaban esclavos, la de Azcapotzalco e Itzocan, lo que ahora es Izúcar.
De acuerdo con Raúl Martínez Vázquez, cronista municipal de Izúcar de Matamoros, “Izúcar tiene un antecedente de una plazuela comercial desde la época prehispánica, la cual se daba en un espacio abierto y por ello era muy grande, donde se daba el cambio de mercancía”.
Una hipótesis que maneja el cronista y su equipo, es que lo que hoy se conoce como el mercado Miguel Cástulo de Alatriste, ubicado entre las calles Niño Perdido, Independencia, Ayuntamiento y Melchor Ocampo, se encontraba la plazuela.
Por la importancia de ésta, a la llegada de los españoles a la comunidad y siendo conquistadas las tierras, se piensa, que la nueva ciudad fue trazada desde el tianguis. Por esta razón, el convento de Santo Domingo se encuentra de frente al mercado, por la relevancia que tenía en ese momento.
A mediados del siglo XIX las plazas que eran abiertas pasaron a denominarse mercado y comenzar a embardarse y techarse. Sin embargo, en el municipio a principios del siglo XX el mercado municipal contaba con la fachada de una puerta de arco y una torre con un reloj, que fueron construidos en 1933, e inaugurados por José Mijares Palencia, gobernador de Puebla.
Los registros de la ciudad mencionan la importancia que sostenía la torre y el reloj, pues señalan que existía una persona encargada del mantenimiento y buen funcionamiento de éstos.
Posteriormente, se dieron diversas remodelaciones en el mercado, en una de ellas, se dio la demolición de la puerta y la torre. Cabe señalar que el reloj fue reubicado en la entrada de la iglesia de Santo Domingo.
Asimismo se embardó y se colocó un techo laminado, con el objetivo de tener los productos en mejor estado, pues al estar a la intemperie muchas veces se llenaban de polvo y en época de lluvias los comerciantes sufrían.
Otro mercado que funcionó en Izúcar, se localizaba en la Plaza de la Constitución, donde hoy funge como estacionamiento y base de combis.
Pero a principios de los años 20, el presidente del municipio reubicó a los comerciantes en el mercado municipal, a consecuencia de un pleito que sostuvo con éstos.
Por otra parte, el nombre del mercado Miguel Cástulo de Alatriste, se piensa que fue adquirido en honor al general mucho después de su muerte, pero el lugar ya contaba con la bóveda y el techado de lámina.
Por la demanda que mantenían los negocios y la afluencia de gente que iba a comprar sus productos, se anexó una bóveda más, el cual fue construido en 1963, llamado por los locatarios “El Mercado de Picos”.
Raúl Martínez, explicó que la peculiar forma que mantiene éste es porque en aquellos años la arquitectura que tenía su apogeo y era de relevancia, fue la paraboloides hiperbólicos, la cual “permite cubrir grandes espacios con poca inversión constructiva, varios mercados del país fueron diseñados en aquella época con este modelo”.
Prosiguió el arqueólogo diciendo que “pese a su importancia arquitectónica, muchas de estas edificaciones ahora corren un peligro, pues varios mercados que se quieren modernizar están pensando en quitar esta estructura de techo para poner un segundo piso”.
En el mercado ya consolidado como “Miguel Cástulo de Alatriste”, actualmente se remodela el techo, pues comerciantes demandaron que cuando llovía el agua se filtraba, provocando que el agua se encharcara en el piso.
De acuerdo con Gabriel López Sánchez, administrador de los mercados Miguel Cástulo y Mercado de Picos, éstos albergan aproximadamente 500 locales, donde se pueden encontrar productos del día como: carne de res, pollo, cerdo, pescado, fruta, verdura, lácteos, comida, ropa, calzado, juguetes, joyería, entre otros.
Diversos de los puestos que se encuentran ahí, son de tradición familiar, pues algunos llevan más de 50 años y van pasando de generación en generación, haciendo que sean reconocidos por los clientes.
El mercado ha sido de gran importancia para la economía de Izúcar, pues alrededor de mil 500 personas trabajan y unas 2 mil entran a lo largo del día para efectuar sus compras, haciendo que la afluencia de dinero se dé entre los pobladores.
Pero no sólo es un beneficio de los pobladores, sino de la región en general, ya que personas de pueblos aledaños se presentan todos los días para vender sus productos o hacer trueque –aunque esto se da en menor escala-.
Por estas razones, el mercado de Izúcar de Matamos, tiene suma importancia en la región, pues desde que era conocido en la época prehispánica como tianguis, pasando por la colonia y culminado hasta nuestros días, es uno de los más antiguos, y ya es una tradición entre los Izucarenses y los pueblos de su alrededor venir a comprar y vender productos de calidad.