** Los mexicanos trabajan duro pero no con inteligencia: Ramón Luna **
Elizabeth Soriano / Izúcar de Matamoros, Pue.
La comunidad migrante mexicana ha sido fundamental en la construcción de algunas de las empresas más importantes del Estados Unidos, pequeños y grandes negocios que forman parte del sustento económico del país vecino y la generación de nuevos empleos, casos como el del izucarense Ramón Luna, quien actualmente está al frente de una de las panaderías judías más importantes del sur de California; “Diamond Bakery”.
Iniciando en trabajos de limpieza o acercando los ingredientes para quienes preparaban el pan, Ramón aprendió el oficio que le permitió salvar esa panadería de cerrar, luego de también enfrentar los prejuicios de un círculo social tan cerrado como lo es el de los judíos.
Empezar de cero hasta estar al frente de la empresa
Como la mayoría de los connacionales que emigran desde los municipios de la región sur del estado, Ramón salió de su natal Izúcar de Matamoros porque la situación económica era crítica; pese a que intentó estudiar e incluso entrar al Colegio Militar, no hubo el recurso necesario, por lo que se fue hacia Estados Unidos en busca del “sueño americano”.
Empezó trabajando en lo que encontrara: de lava platos, haciendo limpieza, en los restaurantes, jardinería, trabajos en la construcción; pero un día, uno de sus amigos le hizo la invitación para que se fuera a trabajar a una panadería judía.
Cuando inició en la empresa, empezó limpiando ollas, acercando ingredientes a los que preparaban el pan; posteriormente el dueño de la panadería, un polaco que incluso había estado en los campos de concentración, comenzó a tomarle cariño y le empezó a enseñar el oficio, siempre con la primicia de que debía guardar el secreto de cómo preparar el pan.
“Llegó el jefe y me dijo: no creo que porque no hables el idioma seas un estúpido o ignorante, confió en que eres bueno y te voy a enseñar a hacer el pan, pero debes conservar el legado y no enseñarle a nadie”, contó.
A partir de ahí empezó a hacer sus propias preparaciones, sobre los ingredientes que se utilizaba, que tipo de pan adquirían dependiendo de las tradiciones judías y lo que consumían, hasta que se convirtió en uno de los panaderos de “Diamond Bakery”.
Dirigir una empresa con una cultura tan cerrada
“Diamond Bakery” es considerada una de las panaderías más importes al sur de California, ubicada en Fairfax, un barrio judío recientemente rico en restaurantes y marcas de ropa de calle, y la cual suministra bagels, panes y más, a algunas de las sinagogas y delicatessen judías más importantes de la zona.
Fue fundada en 1946 por algunos sobrevivientes del Holocausto, sin embargo, el dueño original de la empresa perdió la vida años después y al frente se quedó su hijo, quien con el paso del tiempo decidió dejar el negocio de lado y renuncio a la panadería, por lo que después de décadas de servicio, las familias Lottman y Rubenstein que habían estado a cargo de la panadería se retiraron a principios de 2020.
Por ello, don Ramón Luna, junto con su hijo y otros socios, tomaron la iniciativa para comprar la panadería y salvar la tradición que guardaba y los empleos que ofrecía.
En entrevista exclusiva para Enlace Noticias, don Ramón expuso que cuando decidió tomar el mando de la panadería, se enfrentó a muchos obstáculos, pues la comunidad judía es muy conservadora, por lo que algunos clientes muy tradicionalistas decidieron dejar de adquirir los productos.
“Cuando el dueño nos vendió la empresa escribió una carta donde dijo a todos sus clientes que él ya no estaría al frente, y por eso varios de esos clientes rompieron relaciones con la panadería, porque ya no estaría administrada por un judío”, puntualizó.
Antes esta situación el hijo de don Ramón, quien es egresado de la Universidad de California en la carrera de Ciencias Políticas, escribió un artículo donde expuso la situación que estaban pasando y resaltó que a pesar de que adquirían productos de empresas judías, quienes estaban detrás de todo ese trabajo eran migrantes de otros países, principalmente de latinos, por lo que no era válido que rompieran esas relaciones.
A partir de ahí algunos clientes entendieron el mensaje y regresaron a realizar sus compras, mientras otros nuevos clientes se sumaron para adquirir los productos de la panadería.
“Desde el momento en que supimos que queríamos comprar la empresa, fuimos con nuestros clientes y de alguna forma obtener su bendición. Queríamos que supieran que nos preocupamos por la historia y el legado del lugar y que íbamos a continuar con ese legado”, expresó el empresario poblano.
El reto de apropiarse de una cultura distinta
Desde que tomó el rumbo de “Diamond Bakery”, don Ramón y sus socios estaban conscientes que debían seguir con la línea judía de sus clientes, por ello estudiaban con detenimiento las tradiciones y costumbres judías y cómo las celebraban, pues parte importante de sus ventas eran las que consumían de acuerdo con sus temporadas.
El migrante poblano expresó que han mantenido esas tradiciones y están al pendiente de las fechas en que se van celebrando, pues también de eso dependen sus ventas.
Por ejemplo, en Hanukkah se acostumbra realizar productos fritos en aceites, como el latkes, unos pastelitos fritos de papa y cebolla, pero también los buñuelos y las donas conocidas como sufganiyot; para los judíos el aceite es como un milagro; o durante la pascua cuando los productos que comen no deben llevar levadura.
Esto por mencionar algunos ejemplos de sus tradiciones, las cuales siguen manteniendo para sus clientes e incluso para algunos de sus empleados.
Pero pese a siempre tener el objetivo de continuar con el legado judío, don Ramón y sus socios no se cierran a experimentar cosas nuevas, usando ingredientes antiguos, pero también nuevos, por lo que en varias ocasiones aprovechan para discutir sobre qué conservar y qué pueden cambiar o renovar en cuanto a la pastelería de la panadería.
“El secreto consiste en descubrir cómo mantener la tradición, pero al mismo tiempo agregar cosas para que los jóvenes que no tienen idea de lo que es la repostería judía, vean algo sabroso y familiar”, destacó.
Sobrevivieron a la pandemia gracias a sus clientes más fieles
Uno de los retos que hasta la fecha siguen enfrentando diversos empresarios en todas partes del mundo es la pandemia del Covid-19, la cual sigue cobrando vidas, empleos e impulsando una fuerte crisis económica.
La panadería “Diamond Bakery” no ha sido la excepción, pues don Ramón reveló que el negocio sobrevivió de puro milagro y con apoyo de sus clientes más fieles, quienes hicieron donaciones que permitieron que pagaran a sus empleados aún cuando el negocio estaba cerrado.
El izucarense manifestó que cuando inició la pandemia fue un duro golpe para la empresa, pues ante la emergencia sanitaria y por los riesgos que representaba para los empleados, durante dos meses tuvieron que cerrar completamente, sin dejar de pagar los sueldos de los empleados.
“Nosotros nunca dejamos de pagarle a los empleados, siempre les estuvimos pagando porque sabíamos que tenían necesidades, y con la pandemia tampoco la estaban pasando bien, tenían que hacer pagos y no podíamos abandonarlos”, comentó.
Por ello califica como un milagro que su empresa haya sido de las que lograron sobrevivir, pues incluso grandes cadenas de restaurantes en el país quebraron ante la crisis por el Covid.
Relató que fueron sus mismos clientes, de los más fieles, quienes lo apoyaron para solventar los gasto, algunos productores de películas, grandes empresarios que le brindaron la mano con la cuestión económica.
“Nos fue horrible, si no fuera por todos los clientes fieles que nos conocen y nos han apoyado no hubiera sobrevivido; hicimos la recaudación y fue como un milagro para nosotros el sobrevivir”, expuso.
Asimismo, don Ramón señaló que el gobierno también le dio apoyo para sostenerse durante la emergencia, por lo que actualmente están empezando a retomar sus actividades, adquiriendo nuevos clientes y prestando también servicio a domicilio.
Si te preparas y te instruyes puedes contra todo
De acuerdo con la opinión del empresario poblano, los migrantes mexicanos son personas muy trabajadoras y que hacen de todo; sin embargo, no tienen una visión para prepararse y seguir creciendo para hacer algo más.
Con tristeza aseguró que los mexicanos de un color de piel claro catalogan a la gente del sur de México como oaxacos e ignorantes, de alguna forma discriminándolos hasta por su cultura, por ello destacó que lo peor es generalizar y que lo mejor es trabajar duro y educarse.
“Hay gente que tiene más de 20 años allá y ni siquiera hablan el idioma y cuando tratas de enseñarles o corregirlos se ofenden; si te preparas y te instruyes puedes contra todo”, subrayó.
Él en la panadería trata de contratar a todos aquellos que realmente quieran trabajar, algunos pese a sus defectos, pero enfatizó que actualmente se está viviendo un déficit en el personal de las empresas, pues muchos prefieren vivir de los apoyos del gobierno sin tener que trabajar.
“A los mexicanos nos gusta mucho tomar, y a veces los ves, pero mejor no les dices nada porque hasta trabajan mejor, además de que, al no haber personal, pues tampoco nos queda de otra”, acentuó.
Pese a ello ha empleado a personas de varios países como Suiza, Guatemala, Alemania o Rusia, pero explica que a quienes más les gusta trabajar son los latinos, en especial los mexicanos.
Con toda la experiencia que le han dejado los distintos obstáculos a lo largo de estos años al frente de la empresa, don Ramón y sus socios confían en la fe y el poder colectivo de sus empleados para guiarlos y enfrentar todos los retos que enfrentan en la actualidad, observando que aún hay mucho por aprender y la responsabilidad de también apoyar a su comunidad.