Elizabeth Soriano / Izúcar de Matamoros, Pue.
El 16 de agosto del año 2017, la parroquia de Santa María de La Asunción en Izúcar de Matamoros recibió a un nuevo párroco, el padre Manuel Ramírez Moreno, quien cumplió 5 años al frente de las comunidades católicas del centro de la ciudad y de varias colonias. En este tiempo ha enfrentado dos grandes retos: el sismo de 2017 y la pandemia de Covid-19.
La comunidad de la parroquia celebra estos 5 años en los que el padre Manuel ha sabido guiar el camino espiritual de cientos de izucarenses, trabajando con un amplio equipo de niños, jóvenes y adultos que han fortalecido las actividades de la Iglesia, aun enfrentándose a grandes retos.
En una entrevista para Enlace Noticias, el padre Manuel relató que cuando llegó a Izúcar en 2017 nunca se imaginó que enfrentaría dos de los retos más grandes de su vida, que fue el sismo que azotó a la zona sur del estado en el año 2017 y en 2020 la pandemia del Covid-19.
Con su ardua labor y con todo el equipo que lo ha acompañado desde su primer día en la parroquia, supo llevar la fe y el amor de Dios pese a los obstáculos a los que se enfrentaba, logrando concluir la reconstrucción de los templos de Santa María y de la Virgen de la Luz, con el apoyo y confianza de todos los feligreses.
Asimismo, durante la pandemia, no dejó sin Dios a los izucarenses, pues buscó alternativas para acercarles la fe que tanto estaban perdiendo por tantas muertes y enfermos de Covid; y pese a que se enfermó y muchas veces se cansaba, no dejaba que eso fuera un impedimento para cumplir su mandato de llevar el amor de Dios y la esperanza a quienes más lo necesitaban.
“Yo siempre he atendido el llamado de San Francisco a reconstruir la iglesia de Dios; cuando fue el sismo reconstruimos su iglesia física; posteriormente, con la pandemia, me tocó reconstruir la iglesia espiritual de Dios que somos cada uno de nosotros. Siempre ante los retos busco alternativas para que las personas puedan nutrir su fe y todo esto me ha permitido estar más cerca de mi comunidad”, manifestó.
Sin duda alguna, el padre Manuel sabe que los caminos están llenos de dificultades, de pruebas y retos que la vida va presentando, pero siempre tiene presente que lo más importante es hacer las cosas con amor y responsabilidad, resaltando las fortalezas y trabajando en las debilidades.
“Todos deben tener presente que cada uno tiene una vocación, somos únicos e irrepetibles, por lo que tenemos que descubrir nuestro ser como persona y elegir un camino, por eso Dios nos da la capacidad de elegir; para tratar de ser felices con ello”, finalizó.