** Arquitectos y gerentes de tienda ignoran quejas de usuarios y empleados *
Abraham Onofre / Izúcar de Matamoros, Pue.
Podría ser el día de mañana o el próximo año cuando colapsen toneladas de concreto y fierro que conforman la tienda Coppel en Izúcar de Matamoros, pues las denuncias y quejas, tanto de usuarios como de empleados, han dejado en evidencia que el edificio no fue rehabilitado adecuadamente tras los daños que sufrió por el sismo del 2017.
Los gerentes y arquitectos ignoran las denuncias que hacen cientos de personas que acuden a la tienda departamental, quienes notan el riesgo del colapso.
Usuarios y empleados se encuentran temerosos por las condiciones en las que se haya el edificio, en el cual se pueden sentir vibraciones y se observan grietas en la estructura; sin embargo, las imputaciones son ignoradas.
Los daños en el edificio se hicieron evidentes cuando iniciaron la remodelación en la segunda planta, donde se encontraba el área de ropa de mujer; fue ahí donde, tras los constantes golpes y el peso que se colocó en el lugar por el supuesto cambio de loseta que se está realizando, las grietas en el edificio y el desnivel de la marquesina son más notables.
A partir de ahí, trabajadores y clientes mostraron intranquilidad por lo que se observaba, pues inclusive se sienten vibraciones en el piso al caminar, al subir y bajar escaleras; por ello, comenzaron a exponer sus inquietudes, principalmente los empleados de la tienda, quienes presentaron las quejas a los arquitectos encargados de la remodelación, señalando los daños que a simple vista se ven.
Inclusive uno de los dependientes de la tienda que se encuentra trabajando en la remodelación, subrayó que “de qué sirve la remodelación si el edificio está en riesgo de caer”.
Manifestó que el edificio ya parece estar en desnivel, y han aparecido más grietas en la estructura de la construcción, específicamente en la marquesina, por lo que, le hicieron esta observación al gerente, quien ordenó que la falla se arreglara con polines, por lo que los mismos empleados le alegaron que no serviría, pues es un material que no soportaría la reparación; sin embargo, las quejas también fueron ignoradas.
En diversas ocasiones, los trabajadores de Coppel han intentado denunciar las fallas, pero se callan porque dicen que son intimidados por sus jefes y temen perder su trabajo.
Aunado a esto, dudan que los encargados de la remodelación estén capacitados para el trabajo, pues en diversas ocasiones han demostrado su falta de experiencia para dirigir la obra. Por esto, ellos y los clientes se encuentran alarmados por la situación, pues reconocen que dentro del edificio trabajan decenas de personas, además de que cientos acuden diariamente a la tienda para realizar pagos, comprar o utilizar el servicio de banco, principalmente para recibir las remesas que los migrantes envían.
Ante esto, los empleados piden a las autoridades correspondientes que realicen las averiguaciones necesarias y que un especialista inspeccione a detalle las condiciones en que se encuentra la estructura del edificio, y se exija, en caso de que se requiera, que los ejecutivos actúen y reparen los daños antes de que se suscite un accidente mayor, en donde muchas personas puedan resultar heridas o inclusive perder la vida.