Miriam Hernández/Huaquechula, puebla.
Los huaquechulenses comienzan a realizar los preparativos de los altares monumentales, para recibir a miles de turistas de diferentes estados y países, ya que Huaquechula se ha convertido en unos de los municipios más atractivos para visitar en la temporada de Todos Santos en el país.
En la historia de la humanidad, la muerte ha recibido cultos, rituales, homenajes y celebraciones por parte de los vivos y en todas las culturas y civilizaciones, la muerte ha ocupado un lugar privilegiado.
Una de las comunidades de Puebla que le dan un significado muy particular a esta costumbre, es el municipio de Huaquechula, la heredera descendiente de Cuauhquechollan es donde se originan las ofrendas monumentales de México, monumentos con que se honran a los muertos en los oficios funerarios.
Este primero de octubre ya iniciaron los preparativos en la elaboración de las monumentales ofrendas que cada año galardonan los hogares de los familiares con decesos de este período, para recibir a miles de turistas este 1 y 2 de noviembre en su municipio.
Estas ofrendas impactan, primeramente, por su disposición y por su fastuosa monumentalidad, ya que alcanzan los 3 y 4 metros de alto y ancho, elaboradas con tela, papel y en algunos casos plástico, para cubrir el muro de las modestas viviendas. Junto a la ofrenda se instala una mesa comunitaria con bancas de madera, a la que habrán de llegar los visitantes para hacer obsequios a sus difuntos, mismos que consisten en pipían verde, mole poblano, tamales, pan de muerto y de la región, tortillas de maíz, y si es por la noche, un buen café ,chocolate y pan.
Estas ofrendas se instalan a manera de un altar, que antiguamente alcanzaron de 5 a 9 niveles y que significan los círculos del inframundo indígena. La armazón estructural se reviste de una brillante tela que nunca debe ser negra sino de color azul cielo, verde limón, rosa mexicano, solferino y blanco, diferencia esencial con los túmulos eclesiásticos en los que el mundo de la muerte siempre es obscuro.
Cada nivel de esta construcción es diseñado conforme al gusto y la tradición de la familia del difunto. El primer nivel, de abajo hacia arriba, se ofrenda con todos los elementos típicos, pan de muerto, cañas, cirios, frutas, agua, etcétera.
En el segundo, al centro se instala la fotografía del fallecido con todo aquello que acostumbraba, como podía ser pulque o cerveza, algún guiso en especial, unas cartas o inclusive la ropa que más le gustaba.
El tercer y último nivel se dedica a Dios creador del cielo y de la tierra, o a la santa imagen que el difunto veneraba.
Estas ofrendas están disponibles al público a partir del 1 de noviembre, es importante llevar un cirio para visitar y admirar estas ofrendas, que se han convertido en un verdadero legado de la tradición mexicana.