Emmanuel Anaya, Ciro De Gante / Izúcar de Matamoros, Pue.
*En su mayoría son los hijos quienes dejan a sus padres en la casa hogar “La Divina Providencia”
Casos recurrentes que viven los asilos o casas hogar son que los familiares que ingresan a sus adultos mayores, los abandonan ahí y se deslindan de la responsabilidad de apoyarlos económica y moralmente. Este es el caso de muchos abuelitos que viven en la casa hogar “La Divina Providencia”, ubicada en calle Melchor Ocampo número 11, del municipio de Izúcar de Matamoros.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México viven cerca de 12 millones de personas que superan los 65 años de edad, y sigue en aumento. De ellos, un porcentaje vive en abandono, mientras otros con sus familiares.
La “Casa de La Divina Providencia” es el único asilo caritativo, religioso y sin fin de lucro de la ciudad de Izúcar, el cual aloja a ancianos de 75 años en adelante, pero también hace excepciones si la persona requiere de sus instalaciones.
Genoveva Durán Enrique, encargada de la casa hogar, sabe muy bien que muchos de los viejitos que han llegado al asilo fueron abandonados por sus familiares, quienes argumentan que ya no se pueden hacer cargo de ellos.
Asimismo, otros han señalado que regresarán periódicamente a visitarlos, pero ya nunca vuelven. De los que llegan a ir a visitarlos no pasan tiempo de calidad con ellos y los mantienen prácticamente arrumbados como objetos viejos y obsoletos.
Los abuelitos necesitan de cuidados y cariño
Durán Enrique mencionó que en el asilo actualmente radican 9 adultos mayores, quienes requieren cuidados físicos como morales, pues muchos de ellos necesitan afecto por parte de las personas.
Ejemplificó el caso de una ancianita que supera los cien años de edad, quien se cayó y sufrió una fractura en la espalda, por lo que tuvo que ser llevada al hospital donde le informaron que tenía que ser operada, y se requerían 16 mil pesos para la cirugía, los cuales no se tenían porque el asilo no es asociación civil ni pertenece a algún departamento gubernamental, sino más bien es cuidado y recibe apoyos mayormente en especie de personas caritativas y altruistas de Izúcar.
Al comunicarles a sus familiares lo acontecido, recibieron una negativa, ya que éstos argumentaron que no tenían tiempo de cuidarla porque trabajaban, cabe decir que la mujer quedó internada dos días en el nosocomio, deslindándose de la responsabilidad de su consanguínea.
Quien se hizo cargo de todo fue la casa hogar y está al cuidado de la persona, quien por la lesión se encuentra en una cama acostada y requiere de todos los cuidados básicos, que son proporcionados por las personas que laboran en la estancia. Cabe mencionar que por su edad, los médicos decidieron que ya no fuera operada por los riesgos que inplica la cirugía.
Su personal es reducido, ya que actualmente cuentan con cinco personas que se encargan de realizar las actividades como limpiar las instalaciones, cocinar y las enfermeras que cuidan a los abuelitos; a excepción de las expertas en la salud, quienes están apoyando en el lugar son voluntarios, quienes no reciben un sueldo, sino una gratificación mínima.
Es la labor de estas personas realizar lo que familiares como hijos no quisieron hacer: cuidarlos y bañarlos, cambiarles el pañal, darles de comer, platicar con ellos y demostrarles afecto.
Cabe recalcar que la casa hogar no recibe ningún apoyo económico gubernamental, ya que ésta se sostiene de apoyos altruistas y de actividades que realizan las personas para obtener fondos. Otros apoyan con despensas y víveres. Y una constante a la falta de víveres, son los pañales y fruta, la cual casi no llega a la mesa de los ancianitos.
Genoveva Durán Enrique, hizo un llamado para que las personas de Izúcar apoyen al asilo con productos o económicamente, pero sobre todo para que visiten a los ancianitos que se encuentran en el lugar, para que platiquen y convivan un rato con ellos.
Por otra parte la encargada enfatizó que se deberían hacer más leyes que defiendan los derechos de los adultos mayores, como el caso de la Ciudad de México (CDMX), donde se aprobó una ley que sanciona a los familiares que abandonan a los adultos mayores.
En la calle de Izúcar
Pero no solo es la cuestión del abandono en el asilo, sino en la calle, pues en la región es claro ver en la calle a personas de más de 65 años pidiendo limosna en condiciones poco sanas, quienes para colmo de males, deben rendir cuentas de lo ganado a los hijos u otro familiar.
Ello provoca una agresión a sus derechos, violencia física y moral por parte de sus allegados. Sin embargo, aunque existan leyes para proteger su integridad, éstas no son ejercidas en la comunidad.
La nueva ley que defiende a los adultos mayores en la Ciudad de México
La Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) aprobó modificaciones a la ley con lo que se castigará hasta con tres años de cárcel a quienes teniendo la obligación de cuidarlos, abandonen a los adultos mayores o personas con discapacidad en la capital del país.
Los cambios aprobados por el Pleno, sancionan también que se les impida su participación plena y efectiva en la sociedad, se les discrimine, explote o ponga en riesgo su persona, bienes y derechos.
Cabe mencionar que el dictamen propuesto por la diputada perredista Elizabeth Mateos, adiciona y reforma la Ley de las Personas Adultas Mayores, la Ley para la Integración al Desarrollo de las Personas con Discapacidad y el Código Penal para el Distrito Federal.
“El presente dictamen tiene como fin aplicar una sanción a aquellas personas que aíslan, abandonan, expulsan y maltratan a las y los adultos mayores y personas con discapacidad, así como salvaguardar y garantizar la protección y el ejercicio de los derechos y la seguridad de las personas adultas mayores”, expuso Mateos.
El Artículo 158, prevé la pena privativa de la libertad a quien exponga en una institución o ante cualquier persona, a un incapaz de valerse por sí mismo, incluyendo a las personas adultas mayores y/o con discapacidad, respecto del cual tenga la obligación de cuidar o se encuentre legalmente a su cargo.
De acuerdo con cifras oficiales, en México, tres de cada cinco personas adultas mayores sufren violencia al interior de la familia y otro 16 por ciento es víctima de maltrato, como golpes, ataques psicológicos, insultos y robo de bienes.