De 1928 a 1931 el estado de Oaxaca registró una serie de siete terremotos de magnitud importante (6.5 a 7.8), la mayoría de estos eventos fueron percibidos en la Ciudad de México y otras partes del centro del país. El año más activo fue 1928 ya que ocurrieron seis de estos sismos.
A las 22:39 horas del 9 de febrero de 1928, 9 kilómetros (km) al noreste de Acatlán de Osorio en el estado de Puebla, a una profundidad de 84 km y con magnitud 6.5, ocurrió el primer sismo. Afectó las poblaciones de los límites con Puebla y principalmente a Huajuapan de León del estado de Oaxaca, donde hubo daños importantes.
Fue percibido en la capital oaxaqueña, periódicos de la época reportaron numerosos derrumbes y daños estructurales; y en los estados de Guerrero y Veracruz.
El sismo se originó dentro de la placa de Cocos (sismo intraplaca), cuya subducción provoca la formación del Cinturón Volcánico Transmexicano. Fenómenos similares se han presentado frecuentemente en los límites de los estados de Guerrero, Oaxaca, Puebla y Veracruz; tal es el caso de los sismos de 1928 (M6.5), 1937 (M7.3), 1945 (M6.5), 1959 (M6.8), 1973 (M7.3), 1980 (M7.1), 1999 (M7), y recientemente el del 19 de septiembre de 2017 (M7.1).
Aproximadamente, 97% de los sismos que se registran en territorio mexicano se generan frente a las costas del Pacífico y el golfo de California, el 3% restante ocurre en el continente, a más de 200 km de la costa. En la zona continental, al norte del estado de Oaxaca (límite con Puebla y Veracruz) es muy frecuente que se registre este fenómeno.
Este tipo de sismos son comunes y recurrentes en el centro del país, los cuales no se pueden predecir. Por tanto, es necesario estar siempre preparados.