Nicolás Dávila Peralta
El nuevo año está lleno de retos para el país; la transformación iniciada en 2018 tiene todavía un largo camino qué recorrer para lograr una verdadera Cuarta Transformación que lleve a México a una nueva etapa de su historia.
Los dos principales retos a enfrentar son garantizar la paz y seguridad en el país y enfrentar el problema de la migración que el nuevo presidente de los Estados Unidos pretende agravar con las deportaciones masivas.
Para enfrentar el primer problema se cuenta con una estrategia que involucra a los tres niveles de gobierno y que ha empezado a aplicarse en el estado de Puebla con acciones de inteligencia para prevenir y combatir la delincuencia, la asunción a las secretarías de Seguridad del estado y de varios municipios a elementos del Ejército y la Armada experimentados en el combate a la delincuencia, la coordinación entre las policías municipales y estatal con la Guardia Nacional, el Ejército y la Armada y el ataque a las causas del problema: pobreza, desempleo de jóvenes, falta de opciones de educación y trabajo, entre otras.
En cuanto al problema migratorio hay que tomar en cuenta las causas que obligan a sectores de la población a abandonar sus lugares de origen para buscar otros que contribuyan a brindarles una mejor calidad de vida.
La primera causa de migración es la pobreza. Nadie abandona su tierra si encuentra en ella las condiciones para superar la pobreza y lograr empleo, educación, salud, seguridad; no encontrarlos en sus lugares de origen, lleva a la población a emigrar a un país que les brinde oportunidades.
Otra causa de la migración es la violencia. Lo hemos vivido y aún se vive en algunas regiones del país, donde el nivel de violencia ha obligado a pueblos enteros a abandonar sus viviendas. Sin embargo, a nivel nacional no se puede generalizar que la migración sea causada únicamente por la violencia, como sucede en otros países del continente y la migración de africanos y asiáticos hacia Europa.
La migración cobra deudas
Hay que puntualizar que la migración de un país a otro tiene un destino de sur a norte, de África y Asia rumbo a Europa y de América Latina y el Caribe hacia los Estados Unidos; sin contar que también utilizan a México como puente hacia el norte migrantes asiáticos y africanos.
Esto tiene una explicación histórica. Veamos.
Por muchos siglos, Europa fue considerada como el centro del mundo. Asia y África fueron considerados pueblos incultos pero con riqueza que los reinos europeos no dudaron en explotar. Sobre todo África fue invadida y sometida a países como Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania, España e Italia. Diamantes, marfil, oro y hasta seres humanos fueron aprovechados para sostener a las coronas europeas. Lo mismo pasó con el continente americano. La corona española sobrevivió gracias a la riqueza del continente invadido y explotado durante tres siglos.
Por otra parte, tras la independencia de las 13 colonias inglesas, el nuevo país, Estados Unidos, buscó su expansión y la logró de dos maneras: con la compra de territorio a España y Francia o la invasión armada. El resultado fue que las 13 colonias se convirtieron en el país más poderoso del continente.
El siguiente paso fue el sometimiento del resto de América, sustentado en la doctrina Monroe: “América para los americanos”. De este modo, Estados Unidos ha puesto y quitado gobiernos en el continente, ha explotado su riqueza y empobrecido a la población.
El resultado de esta dominación del norte al sur es un sur empobrecido o sometido a dictaduras, víctima de la violencia que reclama a los antiguos explotadores la deuda pendiente. La migración hacia Europa y hacia los Estados Unidos tiene su raíz en esas acciones de dominación y explotación del sur por los pueblos del norte, cuya riqueza, en buena parte, es fruto de esta situación.
Un reto para México
El retorno de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos anuncia un año difícil para México; las amenazas de elevar los aranceles y realizar una expulsión masiva de migrantes son dos retos a los que a corto plazo debe responder el Estado mexicano.
Para la primera amenaza, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha sido muy clara: a la elevación de aranceles se respondería con una medida semejante; con esta advertencia, la mandataria mexicana plantea con puntualidad la crisis económica que provocaría una decisión de esta naturaleza por parte de Trump.
En cuanto a la migración, los dos gobiernos emanados del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) han sostenido los mismos principios en cuanto al fenómeno migratorio.
La migración tiene como causas la pobreza y la inseguridad en los países de origen y la indiferencia de los países ricos. Por tanto, para abatir este fenómeno migratorio, es necesaria la solidaridad de los países, que se traduce en apoyo a las economías emergentes; de ahí el apoyo brindado por México a países de Centroamérica, principales generadores de migrantes.
Frente a la amenaza de Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum, junto con la mandataria de Honduras han propuesto la realización de una cumbre de cancilleres para abordar el tema de la migración, como una respuesta a las intenciones antimigratorias de Donald Trump. Es claro, ante el principal causante de la migración latinoamericana y caribeña, la respuesta debe ser la unidad de los países del continente.
En la cumbre del G-20 en Brasil, la doctora Sheinbaum fue muy clara: más recursos para la paz y el desarrollo y menos recursos para la guerra. En Medio Oriente y en Ucrania, los principales impulsores de la guerra con altos presupuestos destinados para armas, son Alemania, Inglaterra y los Estados Unidos. El gasto en armas se revierte en migración.
Esto no lo entiende el capitalismo salvaje que ve en la venta de armamento un incremento en la riqueza a costa de millones de vidas; en tanto que en el apoyo a los países pobres, lo que ve es una mala inversión.