Redacción / Información internacional.
La pequeña Damaris, de solo 3 años, desapareció el pasado martes 12 de abril en Chiclayo, en el norte de Perú; su familia alertó a las autoridades y un día después la Policía Nacional la encontró gracias a las grabaciones de una cámara de seguridad de la zona.
En las imágenes se ve como un individuo, identificado como Juan Antonio Enríquez García, sube a la pequeña a un coche y se la lleva.
Tras revisar los vídeos, los agentes pudieron dar con el paradero del taxista de 48 años y detenerlo. En el interrogatorio, el hombre reconoció los hechos y dijo que tenía a la menor retenida en su casa, ubicada en el barrio Santuario.
Cuando los agentes de Policía llegaron al lugar encontraron a la pequeña inconsciente, tirada en el suelo y maniatada con cinta de embalaje para que no pudiera moverse. Los exámenes posteriores del Instituto de Medicina Legal (IML) confirmaron que Damaris había sido víctima de abuso sexual.
Indignados por el secuestro y abuso sexual en contra de una menor de 3 años, los vecinos del distrito José Leonardo Ortiz en Chiclayo decidieron tomar acción por sus propias manos y quemar la casa donde la pequeña fue hallada.
Al llegar, decenas de personas atacaron con piedras y palos prendidos con fuego y lo lanzaron al interior de la vivienda que de manera inmediato se desató un incendio dentro del lugar que se extendió hasta el segundo piso.
La enardecida población previamente se apostó en los exteriores de la comisaría donde se encontraba el ‘Monstruo de Chiclayo’, quien casi fue tomado por los vecinos para ser linchado y hacerle pagar el cruel delito que cometió en contra de la pequeña de 3 años, a la que secuestró, torturó y posteriormente abusó sexualmente de ella.