Redacción / Nápoles, Italia
En una inusual anécdota que ha capturado la atención de medios y redes sociales, Ricardo Salinas Pliego, magnate mexicano y dueño de Elektra, reportó un choque entre su yate y el de Steve Jobs, el icónico fundador de Apple. El incidente, que ocurrió mientras ambos yates estaban anclados frente a la costa napolitana, ha desatado una serie de reacciones tanto de admiradores como de críticos.
La mañana del pasado miércoles, Salinas Pliego compartió en su cuenta de X (anteriormente Twitter) un video donde narraba lo sucedido con un tono ligero y humorístico, comenzando con un “no me lo van a creer”. Aunque el empresario aseguró que el daño fue menor, describiéndolo como un simple raspón, no pudo evitar expresar su incredulidad ante la falta de atención del capitán del yate de Jobs. “Yo quisiera saber qué andaba haciendo el capitán y la tripulación que no vieron un yate del tamaño del mío enfrente”, comentó, reflejando una mezcla de sorpresa y descontento.
A pesar del contratiempo, Salinas Pliego no se mostró abatido. En un giro inesperado, utilizó la ocasión para hacer un llamado a sus seguidores, instándolos a visitar las tiendas Elektra y comprar productos de Apple para ayudar a cubrir los costos de reparación de su yate. “Ayúdenme a pagarle su ‘chistecito’ a Steve Jobs”, bromeó el magnate, transformando una situación potencialmente embarazosa en una oportunidad de promoción.
Este incidente no solo resalta las extravagancias y problemas de los ricos, sino que también pone de relieve la cultura de las redes sociales, donde las anécdotas personales de figuras públicas pueden volverse virales en cuestión de minutos. Las reacciones de sus seguidores fueron variadas, desde risas y memes hasta críticas sobre la frivolidad del asunto, en un mundo donde las preocupaciones cotidianas son muy distintas.
En un final optimista, Salinas Pliego aseguró que seguiría disfrutando de sus vacaciones a pesar del contratiempo, y enfatizó la importancia de contar con un capitán responsable al mando de cualquier embarcación. Este choque de yates, aunque menor en términos materiales, ha generado un aluvión de comentarios y ha puesto en relieve la peculiaridad de las interacciones modernas entre multimillonarios, el humor y la responsabilidad en el mar.
Así, Nápoles no solo fue el escenario de un choque inesperado, sino también un recordatorio del poder de las redes sociales para transformar un simple incidente en un fenómeno mediático.