La presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, está de visita a Taiwán, lo cual desató la ira del gobierno de China, que considera a la «isla rebelde» parte de su territorio.
Pelosi la tercera máxima autoridad del gobierno de EU, emitió un comunicado en el que negó que su visita vaya en contra de la política internacional de su país y dijo que muestra el «compromiso inquebrantable» de Washington con Taipéi.
La visita de Pelosi de casi 24 horas, la primera de un legislador estadounidense de alto rango en 25 años y parte de una gira por Asia, fue considerada por Beijing como una «gran provocación política» y un desafío a la soberanía de China.
A pesar de las objeciones de Beijing, Pelosi y una delegación del Congreso, sostuvo una serie de reuniones de alto nivel en la legislatura de Taiwán y en la oficina de la presidenta taiwanesa , donde la demócrata dijo que su delegación vino a enviar un «mensaje inequívoco» de que «Estados Unidos está con Taiwán».
El desafío de Pelosi a las advertencias de China de no visitar la isla puede haber agravado las turbulentas relaciones entre Estados Unidos y China, pero los analistas dicen que la parte que probablemente acabe sintiendo el peso de la presión de Beijing no es Estados Unidos, sino Taiwán.
Beijing no tardó en manifestar su descontento cuando el avión de la Fuerza Aérea de EE.UU. que transportaba a la delegación de Pelosi aterrizó en Taiwán este martes por la noche, pero su respuesta hasta el momento ha sido más moderada que algunas de las posibilidades que se han barajado en China en los últimos días.