Redacción / Información Internacional
Tras meses en los que se había registrado una relativa calma en el tema de la violencia en la República del Salvador, los asesinatos nuevamente tuvieron un repunte alarmante que no se había visto en los últimos 30 años, reportando más de 80 homicidios en un fin de semana.
Las autoridades responsabilizaron de los asesinatos a las bandas criminales y pandillas, por lo que el presidente Nayib Bukele decidió tomar acciones extremas para combatir esta problemática. El 27 de marzo solicitó a la Asamblea Legislativa que declarara el estado excepción en el país, lo cual implica la suspensión de algunos derechos constitucionales, con el objetivo de combatir las llamadas maras a través de una serie de reformas al código penal que endurece las condenas contra los pandilleros.
Dicha propuesta fue aprobada por la Asamblea el pasado 30 de marzo; en ella se planteó que los maras o pandillas podrán ser condenados con penas de 20 a 40 años de prisión, mientras que los líderes recibirían de 40 a 45 años de cárcel.
Asimismo, la reforma también incluye considerar como adultos a los pandilleros mayores de 12 años; por lo tanto, también se juzgarán como tales a la hora de ser detenidos.
Bukele compartió a través de su cuenta oficial de Twitter que hasta las 12 de la noche del jueves, Protección Nacional Civil y Fuerza Armada del Salvador habían realizado 3 mil 873 arrestos de pandilleros, todos ellos ya encarcelados en penales de máxima seguridad.
Del mismo modo, el mandatario anunció medidas dentro de las cárceles como un mensaje para los pandilleros en las calles, empezando con la limitación de los alimentos y la negación a los reclusos para que salgan al patio, además de que les fueron retiradas las colchonetas para dormir.
Cabe destacar que esta no es la primera vez que Bukele toma medidas en las cárceles contra los pandilleros tras repuntes de violencia, pero es la primera vez que la emergencia sale de los penales a las calles.