Redacción. /Información Internacional.
En un inicio, la vida era muy distinta. Había abundancia y bienestar, no existían los conflictos ni las enfermedades. Dioses y hombres se respetaban, y las deidades otorgaban un poco más de lo necesario a cambio de la valoración, el agradecimiento y el cuidado de la tierra, pues esta es la máxima creación, el hogar del hombre y, a la vez, la que le provee alimentación.
Sin embargo, el tiempo pasó y las tradiciones del hombre se perdieron, olvidaron su misión y poco a poco se murió el respeto. Derramaban el agua y agotaron la tierra, devoraron animales y comenzaron a pelear entre ellos. (Fragmento del cuento “El combate de la lluvia”. Crónicas de la lluvia. INPI. 2020).
Durante las mañanas, de manera casi obligatoria nos llegan las noticias al celular, lo vemos en la televisión, o lo escuchamos en la radio camino al trabajo, y algo que nos ha llamado mucho la atención es que no hay día en que no aparezca una nota sobre la problemática del agua en México y en el mundo.
Siempre nos dicen que cuidemos el agua, que seamos responsables con su uso, etc., porque en algún momento se va a acabar; sin embargo, pareciera que, para una gran parte de la población mundial, este mensaje no tiene sentido o que solo nos lo han dicho para causarnos preocupación o miedo, pero desde luego es verdad, el agua nunca se va a acabar.
El vital líquido nunca se va a acabar, ya que forma parte de los ciclos biogeoquímicos que mantienen el equilibrio en el planeta, el ciclo hidrológico; no obstante, este ciclo ha sufrido diversas alteraciones debido a las actividades antropogénicas como la contaminación del agua, el desvío de ríos para abastecer de agua a poblaciones, para la agricultura o para la industria, entre otras.
Hablar de la crisis hídrica no se trata solo de enfocarnos en la parte ambiental, es fundamental ver el trasfondo de esta; en primer lugar, la desigualdad: millones de personas en el mundo carecen de su abastecimiento, mientras que otra parte de la población, estamos inmersos en un mundo en donde cada dos segundos nos bombardean con publicidad para que adquiramos productos nuevos.
Y dirán, ¿qué tiene que ver la crisis del agua con las compras?, pues que absolutamente todos los bienes o servicios que consumimos a diario, para su elaboración requieren de este vital líquido, el agua, desde el alimento, ropa, calzado, celulares, pantallas, tabletas, medicamentos, autos, maquillaje, mochilas, etcétera, pero no solo eso, además de consumir, ahora la mayoría de las cosas son desechables, haciendo que se sigan produciendo millones de productos, y por lo tanto, se requiera cada vez más agua para su elaboración.
El problema no queda ahí, una gran parte de las industrias utilizan agua potable para la elaboración de sus productos, recurso natural que, debido a los procesos, se contamina y al final es vertido al drenaje, y esto obviamente va a dar a los ríos, los cuales se contaminan, y estos siguen su cause hasta desembocar en los mares u océanos llegando a impurificarse también.
Tomemos en cuenta que, para la producción de alimentos se requieren millones de litros de agua potable para su elaboración; cabe destacar que en el mundo se desperdician miles de toneladas de alimentos, sin embargo, es importante resaltar que México es uno de los países en que más se desperdicia alimento sin haberlo cocinado.
Esto nos lleva a tocar el tema del “agua virtual”, que justo es vital líquido que se utiliza para la elaboración o producción de bienes o servicios, que, aunque no lo vemos, el que consumamos o mal consumamos un sinfín de productos, hace que nuestra huella hídrica en torno al cuidado del agua no sea nada favorable.
Si bien es importante recalcar que el aumento de la población a nivel mundial hace que haya una mayor demanda por la compra de productos, hay ciertos puntos que debemos tocar de manera más puntual, y a esto lo llamaríamos “desde la desigualdad al privilegio”.
Como ya se ha mencionado en párrafos anteriores, hay millones de personas que no tienen acceso al agua; pero también existen los privilegiados, aquellos empresarios, políticos, empresas transnacionales, así como otros personajes con cierto “influyentismo”, a los cuales se les han otorgado concesiones, permisos e incluso la propia explotación de manantiales para lucrar con ello.
Hace un par de semanas, nos enteramos que en la capital poblana se habían provocado nueve incendios, en donde las inmobiliarias estaban detrás de esto, una práctica recurrente para poner como pretexto que esos terrenos ya no sirven ni para sembrar, cuando en realidad son lugares en donde debido a las características fisicoquímicas del suelo, hay agua.
Por otro lado, es injusto que mientras hay personas que no tienen acceso al agua, a lo largo de la historia se les han otorgado concesiones a empresarios, como al dueño de la televisora del cerro del Ajusco, en donde tenía en su poder un campo de golf, dentro de un área natural protegida en Huatulco, y al ser un área natural protegida, es propiedad de la nación y de todos los ciudadanos; entonces, es importante cuestionar: ¿este espacio lo podía usar cualquier ciudadano?, ¿o sólo era para uso de unos cuantos?
Es fundamental que, al candidato o candidata de su preferencia en estas próximas elecciones y en todos sus niveles (senadores, diputados, presidentes municipales, gobernadores y mandatarios de la nación), les exijamos propuestas reales, para enfrentar lo más fuerte de esta crisis que se nos avecina, y así luchemos por el agua para todos, ya que tener agua también es tener vida, paz y felicidad.
*Con información retomada de SaberesyCiencia. https://saberesyciencias.com.mx/2024/05/14/la-desigualdad-al-privilegio-agua.