A pesar de que en un principio Rusia había dicho que respetaría a los civiles ucranianos, inclusive parando sus ataques para que pudieran salir de la zona de guerra, esto no se ha cumplido, pues ya se cuentan cientos de personas muertas por estos ataques.
El más reciente fue un ataque del ejército ruso con un misil contra la estación de tren de Kramatorsk ha matado este viernes al menos a 52 personas, cinco de ellas niños, y ha herido a más de un centenar, cuando cientos de civiles intentaban huir a zonas más seguras del país.
Frente a la estación de Kramatorsk se veían varios automóviles carbonizados y los restos de un misil. El lugar estaba sembrado de maletas abandonadas, vidrios rotos y escombros. El interior de la estación estaba cubierto de sangre, a menudo pisoteada y extendida hacia la calle, debido al movimiento de los cuerpos.
Las fuerzas invasoras rusas eran plenamente conscientes de que la estación es un punto de evacuación hacia el oeste del país, según ha asegurado el Ministerio de Exteriores de Ucrania.
El ataque contra la población civil en la estación coincide con la visita que realizan a la capital ucrania, Kiev, el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.