Tras dificultades de salud que lo mantuvieron en el hospital, el papa Francisco, de 86 años, fue dado de alta este sábado del hospital romano en el que estuvo internado tres días por una bronquitis.
«Aún estoy vivo», dijo bromeando el pontífice argentino a los fieles y periodistas congregados frente al hospital Gemelli de Roma, donde rezaron por la salud el pontífice.
El Vaticano confirmó que podrá presidir mañana domingo la misa de Ramos en la plaza de San Pedro, que marca el inicio de los ritos de la Semana Santa.
Antes del ingresar a su residencia en el Vaticano, el papa se detuvo unos minutos a rezar en la iglesia de Santa María Mayor, en el centro de Roma, una tradición personal que cumple antes de cada viaje al exterior.