Por: Nicolás Dávila Peralta
Conforme pasan los meses, las organizaciones, los partidos políticos y los ciudadanos opositores al actual gobierno federal han intensificado su actividad en las redes sociales y algunos medios informativos, en una estrategia que pretende descalificarlo e influir de alguna forma en la opinión pública.
Desde luego, toda democracia requiere de contrapesos, porque una de sus condiciones es la pluralidad de pensamiento y la libertad de expresión.
Esto es algo que debe ser respetado. Sin embargo, en este caso, sobre todo en las redes sociales, se difunden noticias falsas y se busca, a través de cuentas fantasmas, desprestigiar, calumniar y manipular a los usuarios dando una imagen lejana de la realidad.
Cito como ejemplo, por ser lo más reciente, una campaña en donde, a propósito de los acontecimientos del 17 de octubre en Culiacán, se difunden mensajes falsos para hacer creer que el ejército está descontento con el gobierno federal y envía mensajes de rebeldía en contra de él.
Aquí uno de esos mensajes en Twitter:
Primero soy Militar @PrimeroMilitar 23 oct.
Más
Primero soy Militar Retwitteó Paola CarmonaMx
Me gusta mas “lopes” @golpedemexico @FelipeCalderon si usted quiere gobernar señor Calderón las 3 Fuerzas Armadas lo vamos a esperar pero no debe de tardar porque esto va de mal en peor, los enfrentamientos continúan.
Pero hay más mensajes y los sitios de donde proceden son: @PrimeroMilitar y @golpedemexico. Desde luego cuentas falsas que buscan hacer creer que las fuerzas armadas están en contra del gobierno de López Obrador.
Y esto no parece ser un juego, sino una advertencia de lo que puede hacer una oposición que ha perdido el rumbo y carecer de un proyecto alterno para el desarrollo de México, distinto de aquél por el que 30 millones de electores votaron en 2018.
Algunos comentaristas, tanto nacionales como extranjeros, han empezado a ver en esta estrategia de mensajes en las redes, calumnias, desinformación y cuentas falsas una especie de golpismo blando, a fin de debilitar al gobierno federal, e incluso interpretan así los hechos de Culiacán; sin embargo, está más que probada la lealtad de las fuerzas armadas, lo cual pone en evidencia que las cuentas de donde salen estos mensajes son cuentas falsas y no de auténticos miembros del ejército.
Estos mensajes y otros más que abundan en las redes sociales, la mayoría desde cuentas de militantes de partidos políticos de oposición, revelan que ésta carece de propuestas reales alternas a las planteadas por la llamada Cuarta Transformación. Esto lleva a preguntarnos: ¿Cuál es la opción que presentan a los ciudadanos? ¿Volver al pasado inmediato?
Esto significaría regresar a las promesas salinistas de entrar al primer mundo en 1990 y quitarle tres ceros a la moneda nacional para encubrir una devaluación millonaria del peso; volver a las privatizaciones de empresas estratégicas efectuada por Ernesto Zedillo; regresar a la irresponsable gestión de Fox; repetir la guerra de Calderón o vivir nuevamente la corrupción e impunidad del gobierno de Peña Nieto.
¿Eso es lo que propone la oposición? ¿No ofrece a México un nuevo rumbo? Hacen falta respuestas positivas, no desinformación, ni calumnias ni falsas noticias.
La rebelión en Sudamérica
En las últimas semanas hemos visto la forma en que los pueblos de Ecuador y Chile han reaccionado frente a las medidas neoliberales que han pretendido aplicar los gobiernos de esos dos países.
NO son pequeños grupos, sino millones de habitantes los que han salido a las calles, han marchado en contra de los gobernantes y en rechazo a decisiones económicas impuestas desde los grandes centros del poder económico mundial.
No son hechos aislados, son la muestra de que América Latina está harta de una política neoliberal que ha convertido a las naciones en sociedades desiguales, donde la riqueza está acumulada en pocas manos mientras las mayorías se empobrecen cada día más.
Lo que sucede en Ecuador y en Chile debe ser un llamado de atención para la oposición en México: no se puede volver al pasado inmediato; el neoliberalismo está agonizando.