El arzobispo de Puebla, monseñor Víctor Sánchez Espinosa, durante la reflexión de la misa dominical, hizo hincapié en que la pandemia del Covid-19 dejó una herida en la población que no se cura ni con el proceso de vacunación. Ni con los discursos de gobierno en torno a la disponibilidad de camas en hospitales, ni con los avances que han pasado desde que comenzó la pandemia.
“Este año ha sido de desesperanza, de agotamiento, de miedo generalizado y está dejando una herida que no se curará ni con vacunas, ni con discursos sobre las camas que hay disponibles en los hospitales. Es una herida que no tardará mucho tiempo en revelarse en su verdadera dimensión de vidas humanas rotas y destruidas. Hoy seguimos pidiendo por todos nuestros hermanos que han partido por esta pandemia hacia la casa del padre, por todos los que están enfermos, por sus familias. Han sido meses de horror, ha sido un año de horror, de pérdidas, de conocidos, de familiares, de seres cercanos, de seres queridos”, expresó el arzobispo de Puebla.
Comentó que todos los días, está al pendiente del informe que brinda el gobierno del estado en materia de salud y sobre el avance de los casos de Covid-19 en la entidad y que próximamente se revelará la verdadera dimensión de los efectos de la pandemia en las vidas humanas y destruidas.
Puebla se encuentra como uno de los estados con más defunciones de sacerdotes y religiosas ante el Covid 19, llegando a reportar la muerte de más de 50 sacerdotes.
Cabe recordar que, durante la pandemia, la catedral de Puebla se mantendrá con menos del 30 por ciento de aforo y manteniendo las medidas de la sana distancia y aplicación de gel antibacterial.