Por: Gabriel Sánchez Andraca
El ex gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, candidato a dirigir nacionalmente a su partido, el PRI, estuvo de campaña en Puebla. Tuvo una reunión, la tarde del jueves con dirigentes priistas, que ya están escasos, pues en la última elección para gobernador los dirigentes de la CNC, CTM y FROC en la entidad se unieron a la candidatura de Luis Miguel Barbosa, de Morena, y prácticamente dejaron solo al tricolor. El dirigente de la CNOP, el otro sector importante del PRI, pues ni su nombre conocen los priistas.
Como hemos dicho en este espacio, el PRI, al igual que el PAN y el PRD, los que fueron los partidos más importantes de este país en varias décadas, están sumamente enfermos y requieren de terapia intensiva.
Los políticos en general, hasta en sus últimos momentos, se resisten a reconocer su situación, siempre hablan de tener los elementos necesarios para reponerse, pero su crisis que inició hace treinta años con la llegada del neoliberalismo y el modelo de “guerra sucia” para las campañas políticas, está acabando con todos ellos, y parecen no darse o no querer darse cuenta.
Nada es tan nefasto para un político, para un partido, como perder la noción de la realidad, y el PRI, el PAN, el PRD y hasta Morena (pues piensan que su triunfo es para siempre y que no los obliga a organizarse como un verdadero partido) están fuera de ella.
Lo grave de todo esto es que quien sufre las consecuencias de no querer ver las cosas como son es el pueblo de México, que sometido a un régimen democrático partidista tiene que sufrir la incapacidad, la inexperiencia, las corruptelas, la desorganización de sus partidos políticos.
La Constitución da el derecho a votar y ser votado a todo ciudadano mexicano que sepa leer y escribir. No necesita títulos académicos o doctorados universitarios, como pretendieron hacernos creer los tecnócratas neoliberales.
Lo que sí es exigible es tener sensibilidad política y social, y ésa se adquiere en los partidos que deberían ser “escuelas de política”, como dijo el fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, hace 80 años; y ningún partido ha hecho esfuerzos, ni ahora ni nunca, para formar cuadros capaces, bien preparados y honestos, para ocupar cargos públicos. Y por eso estamos como estamos.
Don Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, tiene el carisma de la gente del sureste. Es el preferido de los que aun quedan en el PRI, pero también tiene opositores, y entre ellos están los que lo conocen bien.
Nos dicen que es simpático, amigable, campechano, (adjetivo, no solo gentilicio) pero que será incapaz de ponerse a trabajar con la intensidad que el PRI está requiriendo en estos momentos. Además, no es de los apasionados priistas del nacionalismo revolucionario y liberal, sino un priista del común.
Para quienes nos hicieron estos comentarios, el candidato ideal para el puesto de dirigir nacionalmente al PRI hubiera sido el ex rector de la UNAM, don José Narro, que renunció hace unos días no sólo a sus intenciones de dirigir al partido tricolor, sino a su militancia de 46 años.
A continuación publicamos una carta que nos envió un militante priísta, el licenciado César Musalem, amigo nuestro de hace muchos años, quien se refiere a lo que está viviendo su partido actualmente:
Señor Director:
El 16 de mayo informó en su muy leída columna, lo que Alberto Jiménez Merino y Valentín Meneses le comentaron sobre el PRI en campaña para la grande de Puebla, que es la Gubernatura.
Bajo mi opinión tenemos que reconocer los priistas serios, y la verdad duele:
1.- Tiene décadas que el PRI cerró las puertas a los pobres, impidiendo que los hijos de ellos tengan acceso a mecanismos que les permitan superarse.
2.- Este cerramiento nació con gobernantes que, proviniendo de hogares misérrimos rurales o bien urbanos (todos sin ninguna excepción provenientes de escuelas públicas), atrapados en los rituales de las clases medias no ilustradas, optaron por enriquecerse robando el dinero público sin límite alguno.
3.- Desideologizados, tomaron de Francis Fukuyama la frase, sin entenderla, del fin de las ideologías, ignorando en su petulancia que las civilizaciones tomadas como ejemplo son las de primer mundo, para justificar las agresiones contra países orientales o islámicos, y que no comprende a México; por lo tanto, el PRI como gobierno debió continuar la sana atención social a los grupos desheredados para obtener un país con una menor medianía para las mayorías, donde el empleo, la educación, la seguridad pública, fueran baluartes de acero para siempre, hasta llegar a una prosperidad a que tenemos derecho.
4.- Al abandonar la responsabilidad de mejoramiento, el partido de la revolución se olvidó de sus orígenes zapatistas, villistas, magonistas, de los batallones rojos de obreros, de los intelectuales, de las clases medias productivas, y abrazó la complicidad de un neopanismo saqueador y anticristiano, logrando que los campesinos, los obreros, los marginados, busquen otros senderos donde los respeten como seres humanos, y no los usen nada más para votar.
En cuanto a la campaña, Alberto y Valentín hicieron lo que se vio; serán recompensados pronto; en cuanto a los que se fueron, seamos generosos:
La memela, la chuleta, el filete de salmón, los atunes o las sardinas, tortas o tortillas, así como la leche de la chata cuestan $$$$, y sí no es narco, hay que chambear donde le paguen por el trabajo.
Que no hay desdoro, Sancho, en aceptar la realidad, y a final de cuentas el priismo es primo cercano de MORENA, y Barbosa proviene de insurgentes, de liberales, y de republicanos, notas que son o deben parecer acto de barbería, y lo admito después de que gracias a Pedro Ángel Palou “el viejo” conocí las historias tehuacaneras hace años.
Tu hermano: César Musalem Jop.
Junio – 2019.