Mafer Muval
**Estos lugares albergan una historia en común: el fenómeno paranormal**
En México existen diversos lugares llenos de misterio, donde te encuentras mitos y leyendas narradas por propios o extraños que fueron una gran incógnita durante años por parte de los habitantes del lugar, testigos más fieles de las historias enigmáticas; por ello es que recorriendo estos rincones en contexto diferente, reunimos información necesaria acerca del OVNI de Atlimeyaya y otros misterios que engloban esta localidad tan reconocida en Metepec por ser “El paraíso de la trucha arcoíris”.
La primera, una gran escultura que hasta el día de hoy se presenta en la cima de uno de los cerros de la zona y de igual forma nos sumergiremos en la historia del punto Marconi, un sitio turístico bastante reconocido por parte de admiradores de los ovnis.
Desde hace años tenemos el honor y privilegio de visitar Metepec, Puebla, donde se ubica una de las atracciones turísticas más extrañas del estado y que a su vez no ha recibido el reconocimiento que merecer en la historia del municipio: se trata del OVNI bola de Atlimeyaya, una singular escultura de aluminio, que en un principio parecía abandonada; pero de un momento a otro se convirtió en punto de interés para los turistas que transitan por la carretera.
Rodeada de acontecimientos anormales y de un gran interés por parte de fanáticos, la fama y estructura de la comunidad de Metepec como “Tierra de Ovnis” se comenzó a forjar en los años 90, cuando salieron a la luz varios reportes de luces extrañas que se prendían en el cielo durante las noches, actividad que sorprendió y asustó a cierta parte de la comunidad que se encontraban al tanto de los comentarios por parte de los jóvenes más aventureros.
Tal fue el revuelo que generó este acontecimiento, que acudieron periodistas locales, nacionales e internacionales, además de ufólogos y visitantes extranjeros reconocidos en programas de History Chanel.
Cada fin de semana llegaban cientos e incluso miles de turistas, quienes acampaban a las inmediaciones del cerro para presenciar el espectáculo nocturno, en busca de alguna respuesta, junto a sus amigos: una bola de luz incandescente que salía desde el Popocatépetl hacia Atlixco.
En otras ocasiones, salía de entre los cerros que se notan a lo lejos, una esfera brillante que dejaba caer su luz como si buscara algo entre la vegetación del lugar, se dice que mucha gente quedó atónita y otras tantas empezaron a descender en carambola, golpeándose entre ellas pero igual intentando escapar del aparente intento de abducción. Todo esto puede ser atestiguado y confirmado por las palabras de
Alejandro Muñoz, quien en el año de 1991 asistió con un grupo de amigos para presenciar el acontecimiento tan hablado:
“Yo me ubicaba exactamente en este lugar con los chicos en una fogata, era una noche tranquila y estrellada, recuerdo que además de nosotros, habían otras familias mirando el cielo en busca de algo interesante; sin embargo, varios se empezaron a dormir alegando que las teorías y chismes que se corrían a otros municipios, eran falsos. Por mi parte, puedo decir que venía desde Izúcar de Matamoros acompañado de unos amigos intrépidos y que gustaban del senderismo, éramos puros chicos, pero al llegar al campamento, nos encontramos con más gente a la espera de alguna luz para aclarar las dudas y curiosidades, cosa que se nos aclaró en medio de un pestañeo.
Una luz bajó de repente a unos cuantos metros de nosotros, al principio pensamos que eran otros campistas en busca del lugar ideal para establecerse o quizás alguna autoridad que buscaba nuestra seguridad, viendo que ninguna persona se acercase con malas intenciones al campamento; pero al voltear a la parte superior, en pleno cielo se encontraba un platillo idéntico al que hoy podemos ver a forma de escultura. Estábamos en shock, unos no querían creer aún, lo que se encontraba en nuestra cabeza, tal vez por miedo o porque ésta cada vez avanzaba más a donde nos ubicábamos, acción que hizo el descontrol absoluto de todos los presentes”.
Tiempo después, exactamente en el año 2001, el escultor chileno Ricardo Vivar, quien creaba obras con desechos industriales para proteger el medio ambiente, dio forma a un viejo y oxidado tanque de agua para crear una nave tipo ONVI circular con una cúpula, en honor a esa cultura de la década de los 90.
Este gran objeto es visible desde la carretera de Metepec a San Baltazar Atlimeyaya, ubicado en lo que es la cima del cerro de la Casita Blanca de Metepec como se le conoce al lugar; frente a este se localiza un campo de béisbol donde seguido se hacen eventos para mantener el lugar con mayor vida y no dejarlo morir. Con este maravilloso antecedente la comunidad aprovechó la oportunidad de crear centros de recreación, lugares para acampar, así como los restaurantes, viveros y cabañas aledañas.
La Cabaña Encantada, un lugar que no se aleja del tema ovni
En nuestra investigación que ha empezado desde hace unos años, pudimos dar con uno de estos restaurantes a cargo del señor Paulino, quien de propia voz nos relató cientos de historias dentro de su extenso terreno que ha sido participe de cosas paranormales a consecuencia de estos platillos, mismos que salen seguido del volcán, luciendo como un hermoso paisaje a lo lejos de su “Cabaña Encantada”. Iniciando en su huerto de limón y aguacate se gesta una serie de fenómenos paranormales y electromagnéticos, pues asegura que el tiempo transcurrido mientras caminas puede variar, perdiendo o ganando tiempo, dependiendo con qué intenciones cargas.
En una de nuestras visitas recientes, pudimos presenciar este fenómeno tan confuso, pues nos perdimos unos minutos entre los árboles, que en teléfonos inteligentes se pudo transformar en una hora que perjudicó de repente el clima en el lugar. Según el testimonio de Paulino, son fórmulas que le compartieron seres del espacio mediante viajes entre planos astrales, brindando centros energéticos; como un gran círculo en su patio principal, detallando que en el mismo no se puede plantar nada, ni el mismo pasto alcanza a pasar.
¿Cuál es la explicación?
Éste se ubica en una gran cantidad de carga solar y en algunas fechas del año como los solsticios o equinoccios, son visitados por un sin número de personas que eligen este lugar para recargase de la nueva estación, aprovechando para realizar rituales o simplemente siendo documentado por extranjeros de diversas televisoras y canales de internet.
“Los mismos empleados e incluso clientes que vienen solo por la comida, se han encontrado con luces por el cielo o que directamente ven a los platillos cerca del volcán. Yo llevo aquí desde niño y te puedo decir que ocurren otras cosas además de las ya narradas, luego se pueden escuchar algunos cantos celestiales cuando vas avanzando en el terreno, o en el mismo lago de la entrada se pueden presenciar chapoteos de la nada.
Además están los puntos energéticos como el mismo círculo que ya les mostré, y la piedra marcada por una de las tantas naves que se logró posicionar en nuestra cabeza; por lo que nos centraremos ahora en ésta. Para empezar se encuentra en lo más alto de mi terreno, en ésta es muy común sentir un calor muy potente luego de estar expuesto ahí por un par de minutos: e igual, en una ocasión intenté llevarla a la zona del restaurante con ayuda de una excavadora; pero de forma extraña fue la maquinaria quien terminó levantada».
También te puedo contar sobre los duendes que se pasean por el lugar, si tienes mucha suerte, entre los arboles de aguacate se pueden encontrar; si ves alguno debes poner dulces como ofrenda entre los huecos de los troncos o podrías llevártelo a tu hogar, narró el señor Paulino.
El punto Marconi, puesto a prueba desde un vehículo
Ubicado a varios cientos de metros de la cabaña y a las faldas del cerro “Ovni”, se encuentra un lugar que pareciera estar relacionado con el mismo fenómeno, pues el electromagnetismo y efecto de ilusión óptica, da la impresión de que en las pendientes no hay ninguna diferencia o que en ocasiones están rectas.
Es increíble ver cómo los autos puestos en neutro y con el motor apagado, aún así son capaces de subir la pendiente aparentemente sin nada que lo impulse; a este extraño caso se le conoce como Punto Marconi, un “punto muerto” ubicado sobre la carretera, el cual debes estar previamente informado para dar con él. Aunque científicamente se ha investigado por el ingeniero Norberto Gil Salgado y con ayuda de un altímetro, se dio con que el extraño efecto que se presenciaba era solo una ilusión; sin embargo, puedes visitar este lugar y comprobar por tus propios medios este magnífico fenómeno y decir si es verdad o solo una confusión de tus ojos.
Por nuestra experiencia lo podemos confirmar, ya que al dejar nuestra camioneta sin movimiento, pudimos presenciar cómo la misma se mueve en reversa, aún cuando tiene el freno de mano puesto en neutro.
Podemos decir que las historias de este sitio son extensas y muy bien narradas, que se van pasando de generación en generación, donde tú mismo puedes sacar tus propias conclusiones sin necesidad de las creencias que tengas. Ambos puntos son abundantes y a pesar de que pasen los años sobre la localidad, es cierto que estos siguen tal cual, muy interesantes y que llaman la atención de importantes fanáticos de lo paranormal.
En tu próxima visita a Metepec, no te olvides visitar estos magníficos lugares, sin duda la experiencia es única y si en tu búsqueda de experiencias quieres visitar “La Cabaña Encantada”, con mucho gusto lo puedes hacer para honrar la memoria del señor Paulino López.