Román Valle / Información cultural.
La primera vez que observas en acción a un pez vela, no puedes dejar de maravillarte; estas magníficas criaturas se jactan de una presencia cautivadora, con sus cuerpos elegantes y azules-grises. Pero su característica más sorprendente es sin duda la enorme aleta dorsal, que se asemeja a una vela, que se extiende majestuosamente a lo largo de su espalda.
Otra particularidad fascinante, es su tribuna alargada, muy parecida a una espada, que comparten con otros peces y que son codiciados por los pescadores deportivos.
Los peces vela no son solo hermosos, son increíblemente adaptables: Prosperan en las aguas frías y abiertas (zonas pelágicas) de todos los océanos de la Tierra, mostrando su resistencia a través de diversos entornos marinos.
Pero lo que realmente los destaca es su velocidad fenomenal; estos elegantes cazadores reinan como las criaturas más rápidas del mar, añadiendo otra cara de asombro a su ya impresionante repertorio.
El alimento de este elegante animal se agrupa en enormes cardúmenes que se mueven, cambian de dirección y sentido de manera vertiginosa.
No es sencillo obtener alimento ante esta estrategia de defensa, la única salvación es la coordinación, las sardinas que se encuentren fuera del grupo no sobrevivirán.
Aunque compite por su alimento con delfines y tiburones, nadie le gana en habilidad al pez vela; de un golpe seco, saca de uno en uno los peces para después comérselo y volver a regresar por más.
Los peces vela son insaciables gigantes que pueden sobrepasar los tres metros de longitud, y habitan en aguas del Atlántico, Golfo de México, Pacífico e Índico.
Gracias a su cuerpo robusto y su enorme y rígida cola en forma de media luna, es la clave para que este pez pueda alcanzar velocidades superiores a los 110 km/h y 30 metros por segundo, y la vela o aleta dorsal, que la evolución le ha proporcionado, hace que sea una especie perfectamente preparada para moverse a grandes velocidades.
Ser un potente animal y un luchador incansable, ha hecho que sea una gran pieza para pescadores, que ven en la caza de este hermoso ejemplar un gran trofeo.
La captura indiscriminada de estos preciosos peces, sobre todo en costas de México, ha hecho que lo que antes se consideraba una gran pesca cuando se alcanzaban los 120 kilos, hoy sean 40 kilogramos considerados una buena pieza, lo que demuestra el daño que sigue haciendo el hombre en la conservación de las especies, en este caso, en la pesca sin control del espectacular pez vela.