Eduardo Vargas Guerrero / Director de Casa del Migrante Izúcar de Matamoros
Cuando hablamos de diplomacia, aludimos a un término que trata de las relaciones entre naciones y de cómo resuelven sus intereses, aludiendo a asuntos de competencia exclusiva del gobierno federal, a través de la instancia diseñada para ello en la Secretaría de Relaciones Exteriores; pero no es un tema exclusivo de lo federal.
Desde hace más de una década, hemos leído o escuchado el término diplomacia federativa, que trata justamente de la interacción entre entidades federativas con otras similares de diferentes naciones y cómo se relacionan para asuntos como la cooperación y el desarrollo, la difusión de la cultura, entre otros; sin embargo, tampoco es un tema que sea únicamente para los gobiernos federales, estatales o incluso municipales.
Hoy se acuña un nuevo término al léxico de lo diplomático, y nos referimos a la diplomacia ciudadana. Y es que las interrelaciones humanas que se van tejiendo con el tiempo van generando una multiplicidad de efectos o consecuencias, en donde la capacidad de respuesta de los gobiernos se ve rebasada o simplemente no son oportunos en solucionar problemáticas concretas, con otra visión, y es en donde entra a interactuar la sociedad civil organizada; nos referimos a las asociaciones civiles, fundaciones, organizaciones no gubernamentales o non profit, cualquiera que sea su denominación.
Un claro ejemplo de ello son las organizaciones de los migrantes. Hace unos días, se puso en operación la Universidad Fuerza Migrante, dirigida por el migrante mixteco poblano Jaime Lucero, y que es un espacio que busca conjugar la oferta educativa de diferentes universidades del país y centros de capacitación para el trabajo, en favor de los migrantes, principalmente radicados en los Estados Unidos de América y con la cual la organización Casa del Migrante de Izúcar de Matamoros y las diferentes Casas del Migrante en el Estado de Puebla, a través de la Red Jurídico Migratoria, han hecho un importante vínculo.
Y es que la vinculación ocurre en ambos lados de la frontera, tanto en nuestra Mixteca poblana como en los Estados Unidos de América, especialmente allá en Nueva York, en donde se concentra la mayor parte de nuestros paisanos migrantes.
Esta nueva diplomacia ciudadana que traspasa fronteras, logrará que a través de la cooperación internacional entre organizaciones No gubernamentales, los migrantes tengan beneficios educativos para que logren terminar su preparatoria en una institución educativa mexicana a través de la modalidad a distancia o iniciar alguna de las muchas carreras universitarias que habrán de ofertarse o certificar sus habilidades, no solo en las que el gobierno ofrece, sino en una muy amplia variedad de trabajos u oficios, haciendo en conjunto que el esfuerzo colectivo social sea absolutamente fundamental para mejorar la vida de las personas migrantes, como bien lo apunta el doctor Carlos Heredia, académico del CIDE.