Natali López – Juan Rubio / Chietla.
El Ingenio de Atencingo, bajo la dirección de su Gerente General José de Jesús Rodríguez Carrillo, ha emprendido una importante labor para concienciar a la población sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Para ello, se ha buscado la colaboración de Salvador García Alva, especialista en educación para el desarrollo sostenible de la Universidad de Guadalajara.
Salvador García Alva ha sido designado como coordinador del centro regional de especialización en educación para el desarrollo sostenible de la Universidad de Naciones Unidas en el occidente de Jalisco. Este centro se convierte en el primer centro regional de México y forma parte de una red global de 190 centros.
La colaboración entre el centro regional y el Ingenio de Atencingo comenzó hace más de 20 años, cuando la empresa Zucarmex estableció un ingenio en Jalisco, donde Salvador García Alva reside. Desde entonces, se ha trabajado en conjunto con el área de medio ambiente de la empresa para emprender acciones de educación ambiental y promover soluciones para los problemas ambientales y de salud presentes en la región.
El trabajo de colaboración no se limita únicamente a empresas y negocios, sino que también incluye la participación de iglesias y organizaciones religiosas interesadas en contribuir a la urgencia de cuidar el ambiente con un enfoque de salud global. La educación ambiental utilizada se basa en diversos métodos y metodologías de comunicación para generar conciencia y cambiar comportamientos que contribuyan a mitigar los impactos ambientales negativos a nivel local.
Salvador García Alva destaca la importancia de educar sobre el medio ambiente de manera crítica, y critica a aquellos que opinan sin antes revisar y analizar los materiales y productos educativos disponibles. Destaca la colaboración con el nuevo programa educativo del gobierno llamado «Aula, Escuela y Comunidad», el cual promueve la reflexión y el análisis de los problemas que afectan a los niños en cada comunidad, incentivando la participación de la escuela y los padres de familia en la búsqueda de soluciones.
Este enfoque de educación transformadora ha demostrado alta calidad y ha recibido el reconocimiento por parte de los maestros que han participado en el programa. Salvador García Alva se siente contento de colaborar con el Ingenio de Atencingo y destaca cómo el impacto del trabajo se ha extendido más allá de la empresa, llegando a diferentes municipios y comunidades en Puebla y Morelos. Se han visto resultados positivos, como agricultores adoptando prácticas más sostenibles, el cambio de hábitos de consumo en escuelas y la concientización de la población mediante la recomendación de libros.
La labor del Ingenio de Atencingo en colaboración con Salvador García Alva es una muestra clara de su compromiso con la responsabilidad social y la búsqueda de soluciones concretas para los problemas ambientales y de salud. Su trabajo no se limita a discursos y escritos, sino que se puede comprobar a través de las evidencias del impacto positivo generado. Esta colaboración demuestra que es posible generar cambios y que todos pueden convertirse en actores de cambio y promotores del desarrollo sostenible en sus comunidades.