Juan Manuel Vega/ Izúcar de Matamoros, Pue.
La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta principalmente a la lectura y a la escritura. Es un problema que se evidencia en la dificultad para comprender y procesar el lenguaje escrito, especialmente en la identificación de palabras y letras.
A pesar de que la dislexia no afecta el coeficiente intelectual, puede generar efectos negativos en la autoestima y en la motivación del individuo que la padece. Esta condición se presenta en alrededor del 10% de la población y suele ser diagnosticada durante la etapa escolar. La detección temprana y el apoyo adecuado pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo de los afectados por esta condición del aprendizaje de la lectoescritura.
Las barreras en el contexto educativo del alumno sin duda son inevitables más cuando se tratan de obstáculos biológicos en los educandos; es bien sabido que los trastornos en la vida de un ser humano suelen afectar la vida cotidiana de quien la presenta, aunque en este caso en el ámbito educativo.
De acuerdo a la ardua investigación realizada por el equipo de Enlace Noticias, la dislexia es un trastorno considerado no como enfermedad, si no como una dificultad severa de aprendizaje, de acuerdo al manual de diagnóstico estadístico sobre trastornos mentales conocido como Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5.
Al realizar la indagación correspondiente, nos pudimos dar cuenta de que el Gobierno del Estado de Puebla en el año 2021 festejó el día internacional de la Dislexia, la cual explicaron como un trastorno de origen neurobiológico que afecta principalmente a niñas, niños y adolescentes en edad escolar.
Dicho evento se realizó con el único objetivo de un llamado para evitar considerarle un sinónimo de poca inteligencia o fracaso personal. Para promover en ese entonces los talentos de las personas que la padecían, y se demostró apoyo y comprensión de la mejor manera.
Los lugares visitados para obtener información sobre dicha condición fueron: CAM Itzocan, Caped, Caed CBTis, Albergue Escolar Rural número 48, Centro de la autoestima y talentos, y DIF municipal.
Se inició el fructuoso recorrido visitando al Centro de Atención para Estudiantes con Discapacidad (Caed), donde se pudo obtener que esta institución no cuenta con estudiantes con esta condición del lenguaje (dislexia).
Continuamos la indagación en Caped, un preescolar para niños con capacidades diferentes, el cual arrojó los mismos resultados de la anterior institución, lo que quiere decir, sin alumnos con esta condición.
Margarita Segura Almaguer, maestra de educación especial, nos mencionó en entrevista que la dislexia se puede observar a partir de una temprana edad a través de la motricidad gruesa y fina, aunque a veces suele confundirse con los malos hábitos de léxico en el núcleo familiar, debido a varios factores de la vida rutinaria, pero que el docente puede identificar problemas de esta índole en su nivel inicial en los educandos, para después canalizarlo con especialista en la materia (neurólogo).
Mientras que en el CAM Itzocan, arrojó también los mismos resultados sin demanda de alumnos con estos problemas. Margarita Villalba Cortez comentó que ahora no se le puede llamar dislexia a este problema, debido a los reacomodos de esta condición en los conceptos de esta dificultad severa.
La dislexia es un trastorno considerado no como enfermedad, si no como una dificultad severa de aprendizaje, y los alumnos con estas características se encuentran en escuelas regulares, donde son atendidos por los docentes en turno. Pero los datos más relevantes se encontraron en el albergue rural número 48, en el Centro de la autoestima y talentos, y en el DIF municipal de Izúcar de Matamoros.
En el albergue rural número 48 existen 27 educandos con este trastorno de aprendizaje; la maestra Maura Hernández Zapata mencionó que los principales problemas a los que el alumno se enfrenta son: lectoescritura, confusión del pensamiento, bullyng, aislamiento y señales de anti socialismo, y falta de autoestima,
Añadió que se puede notar a partir de los 2 años de edad, en la habilidad para comunicarse y se puede contrarrestar estimulando a los niños con actividades kinestésicas; por otra parte, comentó que un docente no puede diagnosticar la dislexia, sino un neurólogo. Recomendó a los padres de familia a no ser ellos quienes pongan la etiqueta y asistir con un especialista si así se requiera, dependiendo la gravedad del asunto.
En el Centro de la autoestima y talentos, se cuenta con 10 alumnos pre adolescentes en su mayoría, mismos que la maestra Yesenia Rincón Díaz reportó en su institución; ellos manejan ejercicios cognitivos y actividades de lectoescritura, para corregir en un porcentaje este problema. Abundó que esta deficiencia no tiene erradicación total, sino solo un control en el manejo de esta corrección.
En el DIF municipal sin embargo tienen 100 pacientes anuales, de los cuales el 10% son adolescentes y niños, que Susana Fuentes Espinobarros, psicóloga de esta área, reporta en su estancia de esta dependencia y desarrollan esta problemática con terapias de lenguaje y de lectoescritura.
En conclusión, la dislexia es un problema real y permanente en los diferentes núcleos intrafamiliares de esta sociedad; no se encontraron datos contundentes, ya que es una realidad ambigua por las razones de no ser detectados y reportados en su momento para su atención profesional.
Esto debido a varios factores tanto docentes como de los padres de familia principalmente, que son quienes deben tener los antecedentes de sus hijos para identificar estos problemas en su infancia y corregir de la mejor manera en su desarrollo; siendo muy baja la demanda, se convierte en identificable en las escuelas regulares, debido al desconocimiento o falta de interés de algunos de los docentes para estos casos, así como por falta de espacios para su tratamiento.