«Nunca se debe permitir que un desorden siga para evitar una guerra, pues no se evita, sino que se pospone a favor del otro.»
Por: Nicolás Maquiavelo
Columna de Opinión -En La Mira- Miguel Angel Bravo
A lo largo de más de 25 años de existencia de la Universidad Tecnológica de Izúcar de Matamoros (UTIM), no se había experimentado una situación tan desastrosa, como la que ahora se vive en la máxima casa de estudios de Izúcar de Matamoros. Ahora “administrada” por un economista, que nunca ha ejercido como tal, Javier Santiago Reyes, “el Javi”, y su grupo de inexpertos, incompetentes, pero muy soberbios e incondicionales colaboradores.
A unos cuantos meses de haber sido designado como rector de la UTIM, sin contar con el perfil ni los méritos para serlo, el ex estudiante del IPN ha superado, por mucho, Javier Santiago, sin conocer el modelo educativo, ni las necesidades de la comunidad universitaria, asumieron un puesto de la mayor importancia, creyendo que llegaban a administrar un changarro. Dando al traste con muchos de los logros alcanzados a lo largo de años de trabajo y dedicación de verdaderos universitarios, auténticamente comprometidos con el desarrollo de la máxima casa de estudios de la Mixteca Poblana.
Si el Ingeniero Luis Téllez Reyes, Fundador de la UTIM y excelente Rector, pudiera ver en lo que “el Javi” y sus secuaces la están convirtiendo, seguramente lo lamentaría profundamente. Óscar Puig y José Antonio Velázquez Trejo, en su momento designados como rectores por gobiernos priistas, a pesar de algunas fallas, trabajaron por el desarrollo de la universidad; mención aparte merece la gestión de Luis Ramiro Caso, un rector izucarense, surgido de las filas de la docencia universitaria, conocedor del modelo educativo y sensible a las necesidades y expectativas de los universitarios y de los sectores de la región.
El Dr. Ramiro Caso, se rodeó de un extraordinario y experimentado equipo de trabajo y a pesar de las limitaciones del contexto político que habitualmente antepone sus intereses a los de los demás, hizo un excelente trabajo como rector.
El resto de los rectores de la UTIM, muchos de ellos fugaces, pasaron sin pena ni gloria, utilizando a la universidad como trampolín o para sus fines personales y políticos, sin aportar nada, por el contrario, sacando el mayor provecho posible, como es el caso de Miguel Choy López, otro personaje que quebrantó las finanzas universitarias.
Cuando el Ingeniero Margarito Barboza Carrasco, en 2019, asumió el cargo de rector de la UTIM, encontró un desastre: desviación de recursos, contratos amañados de proveedores, infraestructura descuidada, nombramientos y contrataciones injustificadas de personal docente y administrativo, entre otras anomalías.
Barboza Carrasco integró un equipo de trabajo que, al igual que él, emergió de las filas universitarias, gente conocedora y sensible a las necesidades de sus estudiantes, de su personal docente y administrativo, y sobre todo de las necesidades y expectativas de la sociedad y del sector laboral de la región.
Barboza Carrasco y su equipo, afrontaron y superaron con éxito el periodo de la pandemia del COVID-19. Navegando contra corriente, a pesar de las condiciones adversas, mantuvieron a flote a la UTIM, la sanearon financieramente y fortalecieron sus academias e infraestructura.
Las evidencias del eficiente trabajo administrativo y académico desarrollado, están a la vista, a pesar de la escasez de recursos económicos: crecimiento y mantenimiento de la infraestructura, sostenimiento e incremento de las acreditaciones de los programas educativos ante los organismos acreditadores como CACECA y CACEI, certificado de calidad bajo la norma ISO:9001-2015, entre otros logros.
Es muy triste y lamentable, la actitud del nuevo rector y sus secuaces, específicamente de su mano derecha y verdugo, fuereño, oriundo de Chiapas, (es decir, alguien ajeno al contexto izucarense), el incompetente, pero prepotente y soberbio Roel Abraham Morales Vázquez, Secretario de Administración y Finanzas, quienes, lejos de reconocer el trabajo de quienes les antecedieron, lo descalifican y atacan, sin fundamento alguno.
Llegaron con la espada desenvainada, impulsados por un odio irracional, alimentado por las frustraciones de la edil, acusando a la administración de Barboza Carrasco de ser, de otra corriente política y bajo ese falaz argumento, despidieron injustificadamente a decenas de trabajadores docentes y administrativos, contratando en su lugar a “recomendados”, gente joven, carente de perfil, inexperta e incompetente, pero dócil y manipulable.
El Javi ya alzo la mano para buscar en las próximas elecciones ser candidato a la presidencia municipal bajo la bendición mejor conocida como “la jefa” y el nefasto personaje Antonio Palafox Guevara…