El 15 de mayo, un grupo de individuos con uniformes policíacos y que se identificaron como miembros de una supuesta “policía nacional”, secuestraron a 50 migrantes que viajaban en un autobús, junto con los dos choferes, cerca de un poblado en el norte del estado de San Luis Potosí.
En tres operativos de las fuerzas de Seguridad con apoyo del Ejército Mexicano, fueron rescatados en el transcurso de dos días 49 de estas víctimas; el operativo principal se realizó el día 17, donde se encontró un grupo de 34 personas en una finca. Aún falta por ubicar a un pasajero y a los dos conductores.
El secuestro de migrantes es una estrategia que utilizan las bandas como un tipo de leva para obligar a los migrantes a unirse a sus filas, para extorsionarlos o para negociar un rescate. Éste, sin embargo, es solo uno de los muchos peligros que enfrentan las personas que buscan mejores condiciones de vida lejos de sus lugares de origen, donde solo encuentran pobreza, inseguridad, represión y desempleo.
Sin duda, en las caravanas de migrantes puede haber gente que huya de la justicia; pero no se puede juzgar a todos los migrantes por la presencia de estas personas que, afortunadamente, son identificadas en el transcurso de su pergrinar hacia el norte.
La migración es un fenómeno mundial y tiene una característica común: se emigra del sur al norte: de África y Asia, a Europa; de Latinoamérica y el Caribe, a los Estados Unidos.
La respuesta común a esta dirección del movimiento migrante es que se emigra de países “en vías de desarrollo” a países “desarrollados”. Pero cabe hacerse la pregunta: ¿por qué los países del norte se han desarrollado más que los países del sur?
Recordemos un poco de historia.
A los continentes asiático y africano se les vio como una tierra salvaje, pero con una gran riqueza que atrajo a los reinos de Europa; así inició la conquista tanto por Inglaterra, como por Francia, los Países Bajos, principalmente; cada país sometió a los pueblos asiáticos y africanos, formó sus colonias y sometió a los pueblos originarios. La riqueza se fue al norte y la pobreza se quedó en el sur.
En América ha pasado algo igual que se mantiene hasta nuestros días. Primero fueron España y Portugal quienes, tras los viajes de Cristóbal Colón, se adueñaron de la riqueza de estas tierras y sometieron a nuestros pueblos originarios.
Luego, tras los movimientos de independencia, los Estados Unidos consideraron que el sur del continente era la tierra prometida para ellos; han controlado o derrocado gobiernos, se han adueñado de recursos naturales, han impuesto sus políticas económicas y el resultado, hasta nuestros días, ha sido el mismo que en Europa: la riqueza se fue más allá del río Bravo y la pobreza se quedó en el sur.
Es mentira que los países del norte de Europa o los Estados Unidos se hayan desarrollado únicamente por el trabajo y el esfuerzo de sus gobiernos y sus habitantes; sin el saqueo a los países del sur, la riqueza estaría mejor distribuida en el mundo y no habría razones para una emigración masiva e ilegal hacia Europa y Estados Unidos.
El norte disfrutó con la riqueza y el trabajo de la gente del sur, hoy enfrenta el resultado de ese afán de conquista: los otrora conquistados hoy reclaman por ese despojo y lo hacen a través de la migración masiva.