Ciro De Gante Fortoso / Izúcar de Matamoros, Pue.
El presidente municipal doctor Manuel Madero González, encabezó el acto conmemorativo por los 205 años de la batalla entre insurgentes y tropas realistas que tuvo lugar en Izúcar de Matamoros, el 17 de diciembre de 1811.
Sobre este acontecimiento de suma importancia para el pueblo izucarense, hubo un acto solemne la mañana del pasado sábado afuera de Casa Colorada, sede del Gobierno municipal de Izúcar, así como la colocación de un arreglo floral en la estatua del cura Mariano Matamoros. Ahí, el presidente municipal estuvo acompañado de su esposa María del Carmen Lezama de Madero, regidores y funcionarios municipales.
Asimismo y sobre el CCV aniversario de aquel hecho histórico, reproducimos integro un artículo del arqueólogo Raúl Martínez Vázquez, Cronista Municipal de Izúcar.
“La función ha sido desgraciada”, con estas duras palabras cierra uno de los partes de guerra del ejército realista cuando se refiere a la batalla sucedida en el pueblo de Izúcar el 17 de diciembre de 1811.
El regimiento de 500 hombres al mando de Miguel Soto y Maceda, el cual fue relevado de sus operaciones en el norte de la entonces intendencia poblana para ir al sur, sucumbió en nuestra tierra, en particular en esa antigua Plaza Mayor, hoy zócalo, ante un número menor de fuerzas bajo el mando del generalísimo José María Morelos y en un hecho de armas que fue el “debut” en batalla del cura Mariano Matamoros, quien a la postre se convertiría en la mano derecha de Morelos.
¿Pero por qué es tan relevante lo acontecido en nuestra ahora ciudad pero en esos años pueblo de Izúcar? Se podrían dar varias motivaciones, pero sin lugar a duda la más importante era que a los insurgentes se les abría la posibilidad de atacar nada más y nada menos que la orgullosa capital de la intendencia, la seráfica Puebla de los Ángeles.
Finalmente Morelos no decidió esto, pero quizá otra sería la historia si hubiera sucedido, digamos que pasó algo similar a lo ocurrido en la batalla del Cerro de las Cruces, donde Miguel Hidalgo pudo haber avanzado por la capital del virreinato pero no lo hizo.
Si bien los nombres de los caudillos son los que permanecen, sin duda muchos héroes anónimos debieron haber participado en este combate, varias fuentes y relatos de la época manifiestan el apoyo decidido a la causa insurgente por parte de los izucarenses, quienes con piedras, palos y lo que encontraron a la mano no dudaron en atacar al ejército realista; cito el relato del mismo parte de guerra ya comentado: “Y el vivo fuego que hicieron los enemigos [recordemos que es la versión de los realistas], la infinidad de piedras que llovía de los balcones y azoteas y la casualidad de hallarse inutilizado el obús lo obligaron a retirarse hasta Atlixco, después de haber sostenido una acción empeñada desde las once del día hasta las nueve de la noche”.
En su crónica de la batalla el historiador insurgente Carlos María de Bustamante menciona que en el fragor de la batalla, al mismo padre Morelos le dio tiempo de absolver a un soldado realista moribundo.
Y se podría seguir hablando de los detalles de la batalla, pero quisiéramos cerrar esta sucinta reseña, enfatizando la trascendencia hasta hoy del hecho bélico de 1811, pues es por éste que nuestra ciudad fue reconocida con el título de Heroica por el Congreso del Estado de Puebla, hace ya cuatro años, un 13 de diciembre de 2012.
Título que la pone a la par de ciudades de nuestro estado como la capital Puebla o Atlixco, o de otras entidades como Cuautla en Morelos o Huajuapan en Oaxaca, donde han acontecido momentos relevantes para la historia no solo local sino estatal y hasta nacional.
No dejaremos de seguir invitando a todos a colocar esa H antes del nombre de Izúcar, porque de esa manera no solamente se reconocen los aportes de los grandes nombres de la historia oficial, sino de los tantos anónimos que en 1811 y en años subsecuentes han contribuido a hacer de Izúcar un lugar mejor para vivir.
Matamoros ha quedado unido al nombre de nuestro municipio y de nuestra cabecera, pero más que eso su ejemplo y actuar, así como el valor y compromiso de los izucarenses de ese lejano 1811, todo ello es lo que debe seguir latente en cada uno de nosotros al recordar episodios como este acontecimiento de excelsa brillantez para la causa de la libertad.