La semana pasada fue presentado un libro que sin duda causará polémica dentro y fuera de la Iglesia Católica. Norberto Rivera, el pastor del poder, es el título de esta obra coordinada por el sociólogo Bernardo Barranco, especialista en estudio de las religiones y en el que participaron lo mismo especialistas en teología y pastoral que economistas, sociólogos y periodistas.
Como lo afirmó Bernardo Barranco en varias entrevistas y mesas de discusión en canales de televisión y en las redes sociales, el libro es un recuento crítico de la carrera sacerdotal y episcopal del arzobispo primado de México y cardenal de la Iglesia Católica Norberto Rivera, donde se pone el acento, principalmente, en su gestión pastoral y su papel protagónico en el caso de Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo, en los casos de pederastia por parte de clérigos de las diócesis que él ha gobernado y sus relaciones con la gente del poder político y económico.
Son nueve los capítulos que integran este libro y ninguno de ellos tiene desperdicio. Los autores ponen el acento en los aspectos negativos de la gestión del cardenal, identificado como cabeza de un proyecto de iglesia conservador, lejano del pueblo y unido al poder.
El primer capítulo, escrito por el periodista Rodrigo Vera, hace un recuento de la trayectoria del cardenal desde sus orígenes humildes, en la sierra de Durango, su paso por el seminario de esa arquidiócesis, su cercanía con el arzobispo Antonio López Aviña, su designación como obispo de Tehuacán y su obra de destrucción del Seminario Regional del Sureste, hasta llegar a su actuar al frente de la arquidiócesis primada de México.
Alberto Athié, exsacerdote de la arquidiócesis de México, profundiza en el proyecto conservador del que Norberto Rivera forma parte y que lo ha llevado a defender al pederasta Marcial Maciel Degollado y ser acusado de no actuar en contra de más de 15 casos de pederastia.
Mónica Uribe centra su atención en el manejo de las finanzas de la arquidiócesis y pone el acento en el conflicto generado en la Basílica de Guadalupe hasta lograr controlar el santuario de mayor afluencia de fieles en el mundo y uno de los mayores ingresos económicos.
La religiosa y teóloga Marilú Rojas profundiza en las posturas misóginas del cardenal que considera que el lugar de la mujer es el hogar y la maternidad y, con base en la teología católica hace ver que la postura de Norberto Rivera en relación a las mujeres va en contra de la misma doctrina evangélica.
De esta visión crítica no se salva el medio oficial de la Arquidiócesis de México, el semanario Desde la Fe, que dirige el sacerdote Hugo Valdemar y cuya orientación conservadora ha llegado al grado de criticar y desautorizar el discurso del papa Francisco a los obispos de México, durante su visita pastoral de 2016.
El papel de Norberto Rivera Carrera en el encubrimiento y defensa de Marcial Maciel Degollado es tratado con profundidad por la escritora Guadalupe Loaeza, quien hace un seguimiento del papel de este sacerdote en la implantación del proyecto conservador del papa Juan Pablo II y las relaciones de amistad con el nuncio apostólico Girolamo Prigione y con el cardenal Rivera que llevó a ambos a rechazar las acusaciones en contra del sacerdote pederasta, drogadicto y adúltero.
Eugenia Jiménez nos descubre las relaciones conflictivas del arzobispo con el resto del episcopado mexicano, principalmente con los obispos del sureste de México, desde su paso por la diócesis de Tehuacán y su pertenencia protagónica dentro del grupo de prelados más conservadores que integraron el llamado “Club de Roma”.
Fátima Moneta pone en tela de juicio la calidad de verdadero pastor del cardenal Rivera, en tanto que Bernardo Barranco revela el entramado de las relaciones de poder del Primado de México con empresarios y políticos.
Sin duda el libro no tiene desperdicio; pinta de cuerpo entrero la vida y obra de un hombre que nació en una cuna humilde y ascendió hasta las esferas del poder económico, político y eclesial pisando las espaldas de feligreses, clérigos y hasta de algunos obispos.
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