Dentro de los tesoros que resguarda el museo de Acatlán de Osorio, hay una pieza que guarda varios mitos sobre la cultura Olmeca, la cual varios arqueólogos han nombrado como “Baby Face”..
La pieza arqueológica es la evidencia más antigua de la relación de Acatlán con la cultura Olmeca. Algunos creen que representa a un niño que ayudaba al dios del agua, cuidando ríos, arroyos, manantiales, lugares donde se le podía ver muy seguido. Otros creen que es un niño con Síndrome de Down, quienes eran adorados como dioses de amor.
La figuras denominadas como “baby face” por sus rostros y cuerpos rechonchos y aniñados, desnudos y asexuados, con deformación craneal tabular erecta, pechos marcados, ojos rasgados y pintura corporal en rojo y amarillo, eran confundido con una figura may parecida a la que llaman “hombre obeso” que representa la fertilidad masculina.
Sin embragó se estableció que los “Baby Face olmeca”, establece la existencia de niños con un estatus especial, adquirido o entregado por los sobrenaturales desde el momento mismo del nacimiento.
Investigación de arqueólogos señalan que el “Baby Face olmeca” es un personaje que concentra varios discursos y temas representativos entre los cuales podemos mencionar, aunque no delimitar, tres: el del hombre gordo, el del bebé elegido y una serie de personajes transicionales entre estos dos mensajes.
Otra teoría es que el dios jaguar ha sido identificado como el dios de la lluvia como antecesor al dios Tláloc, ya en tiempos postclásicos. Esto se ha relacionado con estos hombres jaguar o baby face, que servirían como ofrendas y representarían sacrificios de niños a la divinidad, que será costumbre también en la época azteca.