Alberto Jiménez Merino/ Un Nuevo Comienzo
Las importaciones de maíz amarillo se incrementaron en 34 por ciento en los primeros 15 días de enero de 2022, al pasar de 498 mil toneladas a 669 mil, con relación al mismo periodo de 2021, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Si bien, el maíz amarillo se destina principalmente a la alimentación animal y ejerce presión en el costo de los productos cárnicos, influye también sobre el precio de la tortilla, uno de los más importantes alimentos de los mexicanos.
No podemos dejar de señalar que el 2020 fue un año con menos lluvia que 2019 e impactó negativamente sobre la disponibilidad de agua en el 2021 en donde además se vivió la pandemia por COVID que desarticuló las cadenas productivas y provocó disminución en la producción de granos, obligando a mayores importaciones.
Al degustar este sábado un pescado bagre seco, salado y tostado de Tejalpa, en el municipio de Tehuitzingo, que ha sido una tradición histórica en la Mixteca Poblana y recibir este domingo unas imágenes de praderas de pasto Mavuno, en San Miguel de Lozano, Tecomatlán, sembradas en 2021, me permiten reflexionar con mi único y leal lector, sobre las amenazas y las oportunidades que se avecinan sobre la seguridad alimentaria en México.
Los peces de Tejalpa y de todas las comunidades ribereñas de ríos, lagos, lagunas y presas de Puebla y México, tienen menor tamaño que antes debido a que la sobrepesca y la pesca con artes inadecuadas, e incluso prohibidas, han provocado la pérdida del 90 por ciento de los volúmenes obtenidos, según estimaciones realizadas directamente con pescadores de las distintas regiones de Puebla.
Esta sobreexplotación de los recursos piscícolas de nuestros cuerpos de agua ha provocado la desaparición de algunas especies como el acocil, en el Río Mixteco; el chacalín, en el Rio San Marcos; o el ajolote, en el Altiplano Poblano. Es innegable la reducción en la disponibilidad de acamayas en la Sierra Norte y Noroiental.
Más grave aún es el hecho de que la contaminación con aguas residuales y basura que se vierte en ríos, presas y lagunas ha hecho imposible la vida o restringido el consumo de especies acuícolas como en la Presa Valsequillo, Puebla, o la Laguna de Tres Palos, Acapulco, Guerrero.
La falta de políticas ambientales, educativas y de investigación, de tratamiento de aguas residuales y manejo de residuos sólidos y la ausencia de asistencia técnica para las comunidades ribereñas del interior del territorio nacional, son una amenaza para la diversidad acuícola, la seguridad alimentaria y el desarrollo de las futuras generaciones.
Esta situación no es privativa del proyecto alternativo de nación que hoy tenemos o de la esperanza de México. Similar abandono ha prevalecido con otras opciones políticas, aunque antes, por lo menos se escuchaba y en forma conjunta se buscaban las soluciones.
El bagre, el ajolote, la acamaya, el bobo, la mojarra, el acocil y otras especies acuícolas siguen en franca disminución de sus poblaciones sin un lugar en alguna política pública o programa, al menos de forma marginal.
Y en materia pecuaria la falta de alimentación del ganado, la baja calidad genética, el escaso manejo productivo y reproductivo del ganado, la visión de ahorro y autoconsumo de su práctica en áreas naturales de pastoreo debido a la falta de apoyos técnicos y de infraestructura básica, han impedido avances en la productividad ya que las preocupaciones más importantes son cómo alimentar a los animales para evitar perder peso durante la época seca.
En regiones como la Mixteca Poblana, la practica histórica de hacer ganadería es enviando a los animales a los cerros durante las lluvias y traerlos a comer los residuos de cosechas durante la época seca por la falta de agua en las áreas cerriles.
Adoptar praderas, incorporar mejores prácticas reproductivas como la inseminación artificial o el trasplante de embriones, todavía se ven lejanas y más cuando la organización ha dificultado la prestación de los servicios técnicos que atiendan sus necesidades tecnológicas.
Por eso, felicito los importantes esfuerzos realizados sobre desarrollo ganadero en Chiautla de Tapia, Tulcingo de Valle, Axutla, Huehuetlán Chico, Caltepec, Chinantla, Piaxtla, Ahuehuetitla, Teotlalco y Tecomatlán.
El rescate de la pesca ribereña de ríos, lagos, lagunas, y presas, la acuacultura tecnificada, la adopción de praderas y mejores prácticas de alimentación, manejo y reproducción pecuaria, son indispensables para la seguridad alimentaria y el desarrollo de las comunidades.
La sequía, la falta de políticas y programas, la contaminación con aguas residuales y residuos sólidos, la falta de apoyos y las confusiones ideológicas en la toma de decisiones son las mayores amenazas contra la seguridad alimentaria.