En un inexplicable movimiento anunciado este martes por el Gobierno Federal, el arquitecto Rogelio Jiménez Pons se “bajó” del Tren Maya y dejó la dirección del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, para darle el cargo a Javier May Rodríguez.
En otro movimiento el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que envió al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, a mediar con los hoteleros de la Riviera Maya un nuevo trazo del Tren Maya, una de las obras emblemáticas de su sexenio.
El acuerdo resultó en la compra de terrenos pertenecientes a la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya por alrededor de 1,000 millones de pesos y el diseño de un nuevo trazo en Quintana Roo a dos años de su inauguración. Todo esto con el fin de terminar lo más pronto esta obra, la cual significa mucho para su gobierno.
Seis días después, con constantes cambios y atrasos de consideración en la construcción de este proyecto a cuestas, el presidente López Obrador hizo un enroque en su gabinete y puso al frente del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) a uno de sus hombres de confianza: amistad y lealtad para operar la fase final del proyecto.
“El Tren Maya es una gran obra, pero en efecto, requiere de mucho trabajo, por eso lo estamos evaluando constantemente, hay que tomar en consideración que se trata de 1,500 kilómetros de Palenque a Campeche, Yucatán, Quintana Roo, por el Golfo y Cancún a Escárcega por el Caribe y los límites con Guatemala, 1,500 kilómetros”, puntualizó AMLO.