Nicolás Dávila Perarlta / Punto de Vista
El 11 de diciembre, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) celebró su XXIII Asamblea Nacional Ordinaria, donde se declaró “de centro izquerda”, socialdemócrata, y se deslindó de la política neoliberal que sus gobernantes impusieron al país a partir del sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado.
A pesar de este deslinde, en el Dictamen Definitivo de la Asamblea mantuvo los calificativos que la derecha ha generado en contra del gobierno actual. “Populista”, “dictatorial”, “perjudicial”, “autoritario”, son palabras que aparecen a lo largo del documento.
De espaldas a su pasado reciente, que le valió no solo la pérdida del poder, sino su descenso a tercera fuerza política, el PRI propone hoy todo aquello que no supo brindar al país durante su identidad neoliberal: “una República que se democratiza, que construye nuevos equilibrios entre los poderes, que favorece la rendición de cuentas, la participación ciudadana, la generación de límites al ejercicio del poder, en beneficio de las libertades ciudadanas y de los derechos humanos”. (Proyecto de país. Dictamen definitivo Aprobado en la Sesión Plenaria XXIII Asamblea Nacional Ordinaria del PRI. Página 4).
Pretende refrendar su pasado revolucionario y “se define como un partido de centro izquierda, identificado en la tesis de la democracia social y como parte de los partidos que se agrupan en la corriente social demócrata a nivel mundial”. (Idem. p. 7).
Más adelante, define su proyecto como una “economía social de mercado” y califica al neoliberalismo en el que se han formado las nuevas generaciones de priÍstas, como una propuesta fracasada porque “el mercado libre, su funcionamiento sin restricciones, la circulación abierta de capitales, lejos de generar una nueva etapa de crecimiento, empleo y bienestar, muestra su vocación de siempre hacia la concentración de los ingresos, de la riqueza en grupos reducidos”. ¿Apenas se dieron cuenta?
Y pensar que su propuesta electoral de 2018, hace tres años, consideraba a la economía neoliberal como el camino para el desarrollo de México. Pero así ha sido su historia: con Calles fue nacional revolucionario; con Cárdenas fue socialista; con Alemán fue capitalista; con Díaz Ordaz fue de derecha anticomunista; con Echeverría levantó la bandera del populismo; con Salinas, Zedillo y Peña fue neoliberal; hoy ha cambiado esa playera por la de socialdemócrata.
Sí a las coaliciones
A pesar de su deslinde frente al neoliberalismo, proyecto impuesto en América por partidos y dictaduras de derecha, el PRI hoy socialdemócrata refrenda su determinación de mantener su alianza con otros partidos, esa alianza promovida por empresarios de ultraderecha.
Para justificar esta alianza entre ideologías contrarias, el PRI argumenta que “en el código genético del PRI se encuentra una sólida cultura de construcción de alianzas entre fuerzas y corrientes políticas distintas”. (página 12) y la defiende porque “la decisión de formar alianzas y coaliciones para derrotar en las urnas al gobierno autoritario y así retomar el camino de consolidación de la democracia mexicana, es una vía correcta” (Id. Marco general. P. 4).
Indefiniciones frente a la reforma energética
Como se esperaba, en la XXIII Asamblea Nacional Ordinaria el PRI abordó el tema de la reforma en materia de electricidad y de la nacionalización de la explotación de litio.
Por un lado, el partido considera su deber “impulsar una robusta política energética, orientada hacia la transición en la materia, que tenga como prioridad generar toda la energía eléctrica que el país sea capaz de producir, modernizando a las empresas públicas, respetando la inversión privada y estimulando, incluso, la articulación público-privada”.
Por otro, levanta una bandera –en sí plausible- de la promoción de energías limpias y manifiesta su decisión de unirse a la propuesta del gobierno estadounidense de construir “una Red Eléctrica Regional basada en energías limpias que integre a Canadá, Estados Unidos, México, Centroamérica y Colombia”, pero guarda silencio frente al problema real de México: la acción de empresas transnacionales en la producción y distribución de electricidad que ha buscado arruinar a la Comisión Federal de Electricidad.
Sin embargo, es claro en cuanto a la riqueza energética del litio: “También el PRI se manifiesta por regular desde el Estado la explotación de las estratégicas fuentes de litio existentes en el país, con el fin de garantizar que sus beneficios contribuyan al desarrollo nacional”.
La pregunta que se mantiene en el aire es: ¿entenderán el giro ideológico que propone la dirección del partido, cuando históricamente la militancia priÍsta es motivada más por tener poder, enriquecerse, seguir al caudillo en turno, que en definiciones ideológicas?