**Gracias a Lola Campos se logró la entrega de tierras y agua en los municipios de Chiautla, Chietla e Izúcar de Matamoros**
Josue Escudero / Izúcar de Matamoros, Pue.
La lucha de la Revolución Mexicana dejó muchos muertos que fueron enterrados en esta tierra, pero la historia sobre sus hazañas permanece y son contadas por las siguientes generaciones. Una de ellas es la de Dolores Campos Ponce, recordada por los que la conocieron como “Lola la Agraria”, una mujer que luchó por sus ideales hasta su último aliento, que si bien es cierto no hay mucha información al respecto como la de los héroes revolucionarios que son recordados en la historia, sus acciones fueron muy importantes y gracias a ello se materializó la entrega de las tierras en Chiautla, Chietla e Izúcar de Matamoros.
Dolores Campos fue oriunda de Izúcar de Matamoros siempre estuvo arraigada a su familia. Su padre le enseñó a amar y trabajar el campo, pudo ver y vivir las que se cometían contra aquéllos que labraban las tierras, las cuales, les fueron arrebatadas; por eso su padre la enseñó a ser valiente, utilizar las armas, defenderse y sobre todo, a no ser indiferente antes las injusticias.
A la vida de Dolores llegaría Celestino Espinoza Flores a quien eligió como su esposo por considerarlo un hombre íntegro y valeroso que más allá de truncar los ideales de Lola, también los seguía y juntos formaron una familia integrada por 12 hijos, pero debido a las enfermedades de la época y a la poca accesibilidad que se tenía a los sistemas de salud se murieron nueve de ellos, quedando en vida Rafael, Petra y Pablo.
La amistad de Lola y Emiliano Zapata
Dolores era una mujer que iba más allá de las “Adelitas” (mujeres que lucharon en la Revolución), que describen los libros de historia, ella era una mujer que tuvo acceso a la educación, por lo cual tenía el conocimiento y la certeza de que a los campesinos se les estaba robando y no se les daba el trato digno que se merecían, tal y como había pasado con su padre y otras personas de la región; aunado a eso, contaba con una valentía y una garra que la llevó a aprender a utilizar las armas junto a su padre.
Cuando la Revolución explotó, Lola no dudó en sumarse a la causa de Emiliano Zapata, teniendo un enemigo en común: William Jenkins, y una ideología, el reparto agrario justo, una idea que defendió hasta los últimos días de su vida.
Se dice que la amistad entre Zapata y Campos era tan grande, que el Caudillo del Sur estuvo presente en su boda con Celestino Espinoza, pues a ambos los consideraba como grandes amigos y al compartir la causa de la lucha por la tierra, esta amistad creció aún más.
Sin duda los tiempos de la Revolución fueron difíciles y el 10 de abril de 1919 fue una fecha dolorosa para todos los revolucionarios y en especial para Lola, pues ese día en Chinameca en una emboscada mataron a Emiliano Zapata.
Con este hecho algunos zapatistas de la región abandonaron la causa, pero Dolores y Celestino no, pues aún creían en tener ‘tierra y libertad’ y continuaron con la lucha ahora junto a su hijo Rafael quien se había criado con los ideales de Emiliano Zapata.
La importancia de ‘Lola la Agraria’ en la Revolución
Tras la muerte de Zapata y la llegada de Álvaro Obregón a la presidencia de la República, la familia Espinoza Campos continuó en la batalla revolucionaria, a partir de la segunda década del Siglo XX intensificando la lucha agraria.
Gracias al acceso que tuvo a la educación, Lola sabía leer y escribir, algo poco común en hijos de campesinos y en especial en las mujeres, esto sirvió para que Dolores estudiara las leyes agrarias y con ello elaborara documentos para la promoción de tierras y agua de los municipios de Chiautla, Chietla e Izúcar de Matamoros; con esto, mucha gente que perdía la esperanza en la Revolución volvió a creer en los ideales que alguna vez les planteó Zapata, gracias a Lola Campos.
En 1924, Lola sufrió la pérdida de su esposo Celestino, pero más allá de decaer, junto a su hijo Rafael, continuó la lucha. Lamentablemente, el 7 de abril de 1929, en una de las calles de Chietla, sujetos desconocidos le arrebataron a él también la vida.
A pesar de ver morir a su hijo en sus brazos debido a la Revolución, Dolores continuó con la lucha para lograr la restitución de tierras y aguas de las que los pueblos habían sido despojados, esto para honrar la memoria de sus seres queridos.
Con el respaldo del presidente Lázaro Cárdenas, en 1938 Dolores Campos logró que por resolución presidencial se fundara el ejido de Atencingo y anexas, dándoles a los campesinos las tierras que les correspondían.
Los últimos días de Dolores Campos
Debido a la gran labor que realizó durante la Revolución, Dolores se ganó la enemistad de gente de poder, por lo cual antes las amenazas y acosos contantes de sus enemigos, decidido partir a Cuautla, Morelos, junto a su hija Petra, donde puso una tienda; pero, aun así, seguía apoyando en lo que fuera posible a todos los campesinos.
El 6 de mayo de 1945, dos personas llegaron a comprar unos cigarros hasta el local de Dolores; en el momento que se volteó, los hombres le quitaron la vida, acribillándola con varios impactos de bala.
A la edad de 67 años de edad murió “Lola la Agraria”, una mujer que dio la vida por sus ideales, que, en una época difícil de vivir, ella vivió por alcanzar los de ella y los de los demás.
El recuerdo de Lola la Agrarista indomable
A pesar de las grandes cosas que Lola hizo por las comunidades, poco se le reconoce en la historia de la Revolución Mexicana, pero su obra aún queda en la memoria de mucha gente y las historias van pasando de generación en generación; sin embargo, lamentablemente, poco se difunde para reconocer a esta gran mujer.
En su documental “Lola Campos, agrarista indomable”, Fidela Cisneros Rivera hace un homenaje a esta gran mujer, pues cuando conoció su historia también se cautivó de su valentía y del coraje que ésta tenía para enfrentarse a grandes adversidades.
A pesar de la poca información que existe sobre Dolores Campos, Fidela escarbó por todos lados hasta dar con historias que fueron de gran ayuda para hacer este documental donde hace un merecido homenaje a Lola la Agrarista Indomable.
De Lola se sabe poco en la comunidad de Chietla, donde vivió gran parte de su vida; en la comunidad hay un bachillerato que lleva su nombre y un busto en su honor, pero de su historia se sabe poco y es mediante las pláticas con gente que aún la recuerda, que se mantiene viva la historia de esta valiente mujer.