Con el propósito de romper con los estereotipos y eslabones de exclusión, invisibilización, desigualdad, abandono y discriminación que sufren las personas privadas de la libertad, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) presentó el “Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2020”.
En esta edición el organismo tomó en cuenta seis cárceles poblanas, donde la ubicada en Huauchinango quedó como la que más fallas presenta al no respetar los derechos humanos, por su parte Tehuacán aprobó sólo con una calificación mínima.
El centro penitenciario regional de Huauchinango obtuvo una calificación de 5.24 debido a su mala atención a internos en aislamiento, deficiencias en servicios de salud, pésima alimentación e higiene, fallas en la aplicación de sanciones disciplinarias, incorrecta capacitación del personal, falta de custodios y la presencia de actividades ilícitas dentro del penal.
La CNDH advirtió una deficiente separación entre procesados y sentenciados, la falta de actividades deportivas y educativas, así como poca atención que se le brinda a mujeres y menores que vivan con ellas, aunado a esto se registra insuficiencia de programas para la prevención de adicciones y desintoxicación voluntaria.
El centro de reinserción social distrital de Acatlán de Osorio obtuvo un puntaje de 5.29, por incompleta separación entre hombres y mujeres, aglomeración, mala alimentación e higiene, falta de capacitación del personal penitenciario, violación a los reglamentos, debido a la presencia de actividades ilícitas.
El centro penitenciario distrital de Zacatlán fue calificado con 5.76 debido a escasos servicios de salud, sobrepoblación, pésima alimentación e higiene, falta de disciplina, nula capacitación al personal, existencia de delitos, así como la incorrecta separación entre procesados y sentenciados.
En la mayoría del reclusorio se destacó la ausencia de autogobiernos, al igual que la atención a personas con discapacidad, indígenas, LGBTTTI y que viven con VIH/SIDA.