«El Abuelo” de Benito Pérez Galdós, se erige en uno de los relatos en todo el ámbito de la lengua castellana con mayor capacidad de profundizar en la psicología de los personajes que protagonizan su trama.
Pérez Galdós habría alcanzado en la ocasión un formidable “estudio de caracteres” como dicen los conocedores de las artes escénicas, el cual, aunado a una intrincada gama de situaciones, mueve de inmediato a su representación escénica.
El relato de “El Abuelo” se extiende en el tiempo de manera por demás prolongado, motivo por el cual Pérez Galdós no lo escribió como pieza teatral, toda vez que, en dicho trama, no se conformaría la unidad de “acción, lugar y tiempo” que Aristóteles habría establecido en la “Poética” como imperativo a seguir y canon estético de toda trama escénica.
“El Abuelo” ha sido llevado a la pantalla grande del celuloide al menos en tres ocasiones; en la versión mexicana llama la atención la construcción del personaje que hace el actor Julio Villarreal, quién a no dudarse realiza la mejor de las interpretaciones del mismo incluso, muy por encima de la que protagonizarían dos enormes actores en España como lo habrían sido tanto Fernando Rey como Fernando Fernán Gómez.
La cinta mexicana resulta, sin embrago, a la postre, francamente mala, entre otros motivos por la designación para protagonizar situaciones que el autor pensó a cargo de niñas preadolescentes, a cargo de mujeres hechas y derechas tal y como eran las actrices Rosario Granados e Hilda Krüger.
Elenco que resulta interesante de escudriñar al paso del tiempo atendiendo a que Hilda Krüger, amante del entonces secretario de Gobernación Miguel Alemán Valdés sería una de las figuras claves del espionaje nazi en México; el otro, lo sería un oficial de aviación del ejército mexicano llamado Roberto Trawitz, contactaba a Maximino Ávila Camacho con Gonzalo N. Santos en el traslado de opiáceos que terminaron financiando la denominada “Quinta Columna Nazi”.
Trawitz llegó a filtrarse en la reunión sostenida entre los presidentes Franklin Delano Roosevelt y Manuel Ávila Camacho, reunión en la que habría desempeñado el papel de traductor e interprete, traducción a la que, por lo demás, el propio Rudolf Hess habría tenido acceso inmediato.
En los días que corren, el General León Trawitz se encuentra comisionado de la seguridad de los ductos de la empresa productiva del estado “Petróleos Mexicanos”, y Roberto Trawitz se habría desempeñado como secretario de turismo del estado de Puebla durante la pasada administración, habiendo recibido el apoyo al fin de la misma para presidir el colegio de economistas de la entidad.
En tanto se dirigen acusaciones de ida y vuelta entre las esferas de competencia de gobierno de cara al inicio por la sucesión presidencial y ante la crisis desatada a raíz del robo de combustibles, la imagen fantasmal de un abuelo, que como el personaje de Pérez Galdós acaso se haya condolido por un mundo en extinción aún que por motivos del todo diferente, se entrecruza entre los que hoy por hoy se lanzan acusaciones cruzadas.
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