** Es un fenómeno inevitable y devastador, provocado por el mal manejo del agua **
Josué Escudero / Ciudad de México.
La falta de lluvias, anudado al posible mal uso del agua en ríos, lagos y lagunas, ha generado una sequía en gran parte de México; el panorama a futuro es poco alentador y, aunque sí se prevén lluvias en próximas semanas, la cantidad no es suficiente para reparar los daños que trae consigo la sequía.
El Monitoreo de Sequía en México que realiza el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) dependencia oficial del gobierno federal encargada de proporcionar información meteorológica y climatológica, ubica cinco tipos de sequias, que son: excepcional, extrema, severa, moderada y anormalmente seco. Hasta el momento el 72.75% del territorio mexicano tiene sequía.
Hace un año, la sequía sólo afectaba al 13% del país, ahora 27 entidades del país sufren alguna intensidad de sequía, que van de extrema a excepcional, tomando en cuenta que el lago Cuitzeo, uno de los más grandes del país, se encuentra prácticamente agonizando.
Especialista de la UNAM reconocen que el panorama se torna difícil por el mal manejo del agua por parte de los tres órdenes de gobierno y de la misma población; y ahora culpan a la naturaleza por la situación que estamos viviendo.
Una de las principales razones por las que no avanza el combate contra la sequía, es la falta de investigación para poder desarrollar tecnología y planes de prevención, para evitar la falta de agua en las presas.
La localización geográfica y el clima hacen a México vulnerable ante las épocas de escasez de lluvias y épocas húmedas; y para sobrevivir durante la temporada de sequías depende de la cantidad de agua que los manantiales consigan almacenar en los meses de lluvia.
Las consecuencias de la sequía son terribles, hay escasez de agua en las ciudades y el campo, además de que se registran afectaciones en la pesca, ganadería y agricultura.
Los fenómenos atmosféricos que ayudan al combate de este terrible mal son conocidos como “el niño” y “la niña”, pues de ellos se aprovechan las fuertes lluvias para almacenar el agua y así dosificar a los mexicanos de tan vital líquido.