Por: Emilio Castro
Matamoros y su disciplina
Hace unos días, para ser exactos el 3 de febrero, en mi querido y siempre cálido Izúcar, recordamos -al menos yo sí lo hice- al héroe insurgente don Mariano Matamoros.
Y sobre todo lo recordé, porque alguien como él, nos dejó de enseñanza que un grupo social, formado en valores, es un grupo fuerte, exitoso, leal a sus principios y a su patria.
La disciplina, la lealtad, el respeto, el compromiso, el amor a la patria, pero sobre todo la justicia, fueron los pilares con los que estructuró el primer Ejército mexicano. Ahí la importancia de la figura de don Mariano, más cuando se busca fortalecer los valores sociales; algo que en las últimas décadas a nuestros “líderes” sociales y políticos se les olvidó.
Sin embargo, la construcción colectiva de proyecto de nación, hoy es una realidad y está presente con la 4T. Una sociedad en valores. Algo que es los sexenios pasados, no importó.
Y por si no me crees, continúa leyendo.
¿Qué pasó mi gober precioso?,
¡mi héroe chingao!
La respuesta: Pues pasó que la justicia lo alcanzó.
Mientras Mario Marín disfrutaba del paradisíaco sol de Acapulco, ¡lo arrestaron!, debido a una orden de detención emitida por una juez de Quintana Roo. El contexto: (por si acaso no lo sabían, ¡aja!) hace casi 16 años Lydia Cacho fue detenida arbitrariamente y torturada por orden de Mario Marín, en complicidad con el empresario Kamel Nacif y con Hugo Adolfo Karam, ex subdirector de Mandamientos Judiciales, todavía prófugo. Desde entonces Lydia Cacho ha vivido en el exilio por persecución y amenazas de muerte reiteradas, mientras sus agresores seguían en libertad.
La noticia de la detención del “Gober precioso”, (nuevamente) dejó ver lo hediondo del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Los antivalores en su máxima expresión.
El miércoles 3 de febrero, los medios de comunicación, saturaron el timeline de mis redes sociales. Por un lado, la sociedad, en su generalidad, señalando lo ruin del ex mandatario y la carencia de principios de los gobernantes emanados del PRI, pues tan solo hay que recordar que varios ex gobernadores emanados del Revolucionario Institucional están purgando condenas.
Pasaron de ser “los héroes de esta película” a villanos.
Tengo que decir que las palabras del actual gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, dejaron ver la línea de justicia social que se sigue en la actual administración: “que la justicia se aplique con rigor”. Esta frase hizo eco, y quienes la escuchamos, tenemos la esperanza de que así suceda.
Por otro lado, y como era de esperarse, los que alguna vez fueron comparsa del ex gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, hoy se deslindan. El PRI llamó a que su proceso se desarrolle sin sesgos políticos. A través de un comunicado la dirigencia estatal del partido afirmó que “las conductas personales no son atribuibles a ninguna institución”.
¿Y su nieve de qué la quieren?
Escalón por escalón.
Pero no todo es podredumbre, el jueves en Palacio Nacional, nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador informó que dio negativo a Covid-19 tras someterse a una prueba.
“Ya salí negativo (dijo, y me llenó de gusto). Desde luego, todavía tengo que esperar unos días más, pero ya estoy bien de salud. Me estoy recuperando”.
Su mensaje fue un acto simbólico, esperanzador y reconfortante (características que lo han acompañado, siempre), no sólo porque es el presidente, sino, por los cientos de personas que pierden la batalla ante esta pandemia.
Como lo mencioné, la locación del mensaje fue Palacio Nacional, y mientras se dirigía al pueblo de México, de fondo, observamos la frase “La patria es primero”; y en estos tiempos de la Covid, el cuidarnos y cuidar la salud de los otros, es un acto patriótico.
“La patria es primero”, “La salud, es primero”, “Los valores son primero”, “México es primero”.
Bendiciones y pronta recuperación a quienes están en la batalla por la Covid-19; fuerza y tenacidad para nuestros héroes: las y los médicos; paciencia para nuestro pueblo, ya pronto saldremos de esto; un saludo a todos nuestros apreciables lectores, a los chairos y a los fifís, a mi apá… y a la chona.