Voz joven / Natali López
Como muchos sabemos las redes sociales son ahora lo más usado y popular, se han vuelto una herramienta que nos ayudan a comunicarnos con los que están lejos y nos mantienen informados de lo que está pasando en tiempo real; sin embargo, muchos desconocen o no quieren ver que hay detrás de este uso excesivo que algunas personas le dan a las redes sociales.
Pero se preguntarán, ¿por qué nos tendríamos que cuidar?, te diré “Todos somos ratas de laboratorio y la carnada perfecta”.
Empresas como Facebook construyen modelos que predicen nuestras acciones, como si fuéramos un muñeco vudú al que pican para que interactúe y con nuestras acciones, se permiten la creación de ese modelo. Lo terrible es que experimentan con nosotros todo el tiempo, ponen videos de nuestro interés para seguir en la aplicación por horas, nos muestran y ocultan cosas para medir nuestras respuestas.
Estas grandes empresas de redes sociales, tienen programadores que saben qué mostrarnos para que generemos hábitos inconscientes, además de que en estas grandes compañías, como se muestra en el documental: “hay una disciplina llamada técnicas de crecimiento acelerado” con equipos de ingenieros que trabajan para “hackear la mente de la gente”, ¿te imaginas? Saben más de ti con cada acción tuya en redes, saben más que tu familia o incluso que tú mismo.
La realidad es que existe una adicción hacia las redes sociales y ésta cada vez se vuelve más llamativa, más intensa, pero más peligrosa. Los datos de jóvenes en Estados Unidos que se están quitando la vida por una baja autoestima provocada por las redes sociales es preocupante, por lo que invito a todos los que leen este artículo a regular su uso en redes, desde el tiempo en el que pasan en una aplicación hasta la información que comparten.
Ahora, otra cosa, cuando tú creas un usuario para una red social, tienes que aceptar las condiciones de uso, las cuales aceptas por aceptar, pero no lees a detalle qué estás aceptando; como, por ejemplo, te ha pasado que estás hablando de un producto, digamos una “licuadora”, y después de estar en tus redes te aparece el producto que estabas mencionando con tu familia sin haber utilizado el celular o computadora.
Resulta que cuando aceptas los términos de algunas aplicaciones y que, por supuesto no lees a detalle, están utilizando el micrófono de tu dispositivo al menos 5 minutos al día, por lo que están escuchando, en este caso, que necesitas o piensas en una “licuadora”, y entonces, más tarde te aparece en tus redes sociales una licuadora, y bueno ¿no te da miedo esto?
Desinformación: el impacto de las fake news
Otra desventaja que tiene el uso de redes sociales es que estamos más cerca de estar desinformados de nuestro entorno, ya que hay datos muy interesantes sobre la desinformación, que registra una tendencia creciente. Según un informe de Corporate Excellence (2018), en 2017 las fake news aumentaron un 365% y la tendencia es positiva. La consultora Gartner (Panetta, 2017) prevé́ que en 2022 el público occidental consumirá́ más noticias falsas que verdaderas.
“El uso de la mentira como técnica de persuasión tiene un nombre: desinformación. La propaganda no es siempre desinformación mientras que la desinformación es siempre propaganda” , (Pizarroso-Quintero, 2008, p. 6).
Para un contexto general de lo que describo, los invito a ver el documental “El dilema de las redes”, el cual muestra un panorama general del poder que tienen las redes sociales, y quienes lo muestran son los mismos que estuvieron trabajando en las grandes empresas que son ahora: Facebook, Instagram, Google, Pinterest.
Y recuerda, “Si no estás pagando por el producto, entonces eres el producto”.