Semana Político / Gabriel Sánchez Andraca
Platicamos ayer con cuatro priístas, todos con cubre-bocas y guardando la sana distancia, sobre el nombramiento, ellos dicen imposición, de Néstor Camarillo, como dirigente estatal del PRI.
Dijeron no estar extrañados de la decisión tomada por la dirigencia nacional de su partido y por la forma en la que el nuevo dirigente poblano fue designado. Durante toda su historia, en el PRI hubo imposiciones, falta de consulta a las bases, para imponer candidatos a puestos de elección popular y dirigentes de todos los niveles del partido. Lo que les extraña, expresaron, que en estos tiempos y habiendo perdido el PRI lo mucho que tuvo hasta la llegada del neoliberalismo de Carlos Salinas de Gortari y su grupo y quedar en un vergonzoso tercer lugar en las elecciones de 2018, siga actuando en la misma forma.
“Todos estamos conscientes de que el Partido Revolucionario Institucional es un partido de cúpulas. Por eso el delegado del comité nacional, habla de que se consultó con grupos de priístas, pero esos grupos ya no tienen ninguna comunicación con las bases del partido y los conforman unos cuantos privilegiados que carecen de liderazgo real y que utilizan al PRI para sus fines personales y de grupo.
Afirmaron también, que lo dicho por el mismo delegado, cuando enumeró los avances alcanzados en el país durante la era priísta, son absolutamente ciertos. El PRI logró mucho desde el gobierno de Lázaro Cárdenas hasta el de López Portillo, aunque ya para entonces la descomposición dentro del partido se había iniciado. Ese discurso nunca se dijo durante los gobiernos panistas que se encargaron de desprestigiar al PRI y a los priístas y nunca recibieron una respuesta contundente de nuestros dirigentes ni nacionales, ni locales.
“Cuando surgió el neoliberalismo como sistema de gobierno impuesto por el grupo Salinas de Gortari, hubo un gran descontento entre las bases obreras campesinas y populares del priísmo al grado de que el propio Zedillo, tuvo que convocar a través de la dirigencia del partido, a una Asamblea Nacional, en la que se determinó, que la designación del candidato a la presidencia de la república, no recayera sobre un tecnócrata, sino sobre un elemento con probada militancia dentro del PRI y con experiencia administrativa adquirida en los gobiernos revolucionarios.
“Fue entonces cuando se designó a Francisco Labastida Ochoa, pero ya estaba decidido, pues fue compromiso de Salinas para la firma del Tratado de Libre Comercio, que la democracia en México, siguiera el ejemplo de los Estados Unidos, con una alternancia del PRI y del PAN, suavizando las posturas liberales priístas, para hacer una similitud con los partidos Republicano y Demócrata del vecino país, que como decía el delegado del comité nacional del PRI, don Mario Vargas Saldaña, tuviera la misma diferencia que hay entre la Coca Cola y la Pepsi Cola”.
Recordaron que, en el gobierno de Salinas de Gortari, el PAN empezó a adquirir presencia dentro del Gobierno: Diego Fernández de Cevallos, feroz crítico del sistema priísta, declaró que Salinas se había robado el proyecto de gobierno del PAN. Y Diego, fue el consejero más cercano del presidente al grado de que los priístas le decían “Jefe Diego” y por fuera, fue calificado como La Ardilla, porque no salía de Los Pinos, la residencia presidencial de entonces.
“El proyecto económico de la Revolución, que privilegiaba la Justicia Social y abatir la desigualdad, que prevalecía desde los tiempos de la Colonia, fue cambiado por Salinas, sin que nuestros documentos básicos, dicen los priístas, fueran modificados y así se impuso el neoliberalismo que tuvo muchos opositores dentro del partido, al grado de que cuando fue asesinado Luis Donaldo Colosio, que en su discurso pronunciado por el aniversario del PRI, hizo críticas al sistema (poco después fue asesinado en Tijuana) y para designar a quien lo reemplazara, hubo un conato de rebelión de gobernadores y dirigentes que querían un compromiso con el sistema nacionalista y revolucionario que prevalecía antes de Salinas.
“Nos hemos quedado sin líderes. ¿A quién pondríamos como candidato a la Presidencia si hoy fueran las elecciones? Búscale y verás que no hay nadie. Como no hay a quien designar candidato a gobernador, bueno, no tenemos candidatos con arraigo y con carisma, para las presidencias municipales más importantes del Estado.
“Por eso no consideramos conveniente que se siga con el mismo sistema de imposiciones. Eso demuestra falta de inteligencia, falta de sensibilidad política, falta de oficio y mucha ambición de los pequeños grupos que quieren seguir controlando lo que ya se volvió incontrolable, pero ellos no parecen haberse dado cuenta”.