El Banco Mundial estima que la caída en los flujos globales de remesas este año, asciende a casi cerca de 100 mil millones o 20% frente al año pasado, esto representa una amenaza para los países receptores de esos recursos, como lo es México, informa el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los especialistas señalan que los países que dependen en gran medida de las remesas experimentarán al mismo tiempo salidas de capital privado, y las remesas no estarán ahí para mitigar el impacto, por lo que la devaluación resultante deprimirá la demanda local, aumentará su deuda en moneda extranjera y profundizará la caída de estas economías.
Los flujos de remesas hacia países de bajos ingresos alcanzaron 350 mil millones en 2018, superando la inversión extranjera directa, la inversión de cartera y la ayuda extranjera como la fuente más importante de ingresos del exterior.
Pero la caída en estos flujos internacionales también puede retrasar la recuperación de los países ricos donde se originan las remesas, pues los migrantes proporcionan mano de obra muy necesaria para nutrir sus economías, y mandarlos de regreso a sus países solo hará que tome más tiempo restaurar la producción a los niveles anteriores, dice el análisis titulado La pandemia de COVID-19 amenaza con secar una fuente vital de ingresos para los pobres y frágiles.
Con información de Aristegui Noticias