** Cambio climático contribuye a la extinción de estos insectos productores de miel **
Elizabeth Soriano / Izúcar de Matamoros, Pue.
En los últimos años, las abejas melíferas han tenido que luchar por su existencia en un mundo dominado por los seres humanos, los cuales han provocado diversos cambios en el planeta, sobre todo el clima, el cual, con el paso del tiempo, ha disminuido las lluvias y con ellas, la floración, base del sustento, producción y reproducción de este insecto.
En la región Mixteca han pasado casi 30 años desde que hubo producción de miel en grandes cantidades, cuando se encontraba la planta mielera en el municipio de Izúcar de Matamoros, la cual era de las más grandes en el estado. Sin embargo, cerró debido al rápido crecimiento de mortalidad en esta especie, hace más de 25 años.
Uno de los apicultores de dicha planta continúa con este oficio: don Jacinto Viorato, quien desde hace 48 años conoce sobre apicultura, cuando llegó al municipio izúcarense a trabajar en la empresa mielera.
Desde que tenía 20 años se ha dedicado al cuidado de estos insectos, que con el tiempo les ha tomado cariño y sobre todo respeto, pues menciona que es una especie trabajadora y organizada.
Las abejas mueren y los apicultores también
Uno de los factores que han contribuido a la desaparición de apicultores es el cambio climático, ya que los periodos de lluvias se han hecho más cortos, afectando a los productores, pues al no haber lluvias, las abejas no tienen que comer y por lo tanto son los mismos productores los que deben alimentarlas.
Señaló que desde que la fábrica quebró, la apicultura ya no es un negocio redituable, por eso las personas ya no las cultivan. Explicó que el proceso de cosecha de miel es largo y costoso, pues al no registrase lluvias, ellos mismos tienen que alimentar a las abejas con agua y azúcar, y actualmente el azúcar se ha encarecido.
“El trabajo del apicultor ya no presenta avance; al contrario, he platicado con algunos apicultores de la región y realmente ya no lo hacen porque tendrán una ganancia, sino por amor al oficio”, comentó.
Destacó que en Izúcar de Matamoros solo se tiene el conocimiento de dos apicultores, uno en el barrio de Santa Catarina y otro más en la colonia Cruz Verde; este último, heredó el legado de su papá, pues sigue su experiencia en la planta de miel.
Compartió que cuenta con cuatro cajas propias, pero debido al clima, se tiene que invertir con su alimentación, es por eso que solo conserva estas cajas para uso personal, pues debe de comprar por lo menos un bulto de azúcar para alimentarlas cuando no hay lluvias en el municipio.
Del mismo modo, expresó que hay muchos factores que impiden que la abeja cumpla con su misión de polinización, como son el uso excesivo de pesticidas, las actividades del hombre para matarlas o los químicos que usan en los sembradíos de caña en la región.
Acupuntura de las abejas: el beneficio de su veneno
El veneno de las abejas es medicina natural, que ellas mismas saben aplicar a sus pacientes; esto, a través de una técnica que ha demostrado sus beneficios para sanar enfermedades como la artritis o la artrosis.
Don Jacinto mencionó que él y su familia usan el veneno para curar sus dolencias, sobre todo su esposa que constantemente lo utiliza para el dolor de su brazo o de la rodilla.
“Se toman dos o tres abejas dependiendo lo que aguanté la persona, para que los pique, y el aguijón se deja ahí, hasta que se vacié el veneno y actué sobre la zona”, indicó.
Su esposa agregó que, hasta la fecha, don Jacinto es buscado para tratar los dolores de las personas con el veneno de sus abejas.
Sin ellas el mundo sólo tendría 4 años de vida
Las abejas están diseñadas para polinizar, esto quiere decir que ayudan a las plantas a crecer, reproducirse y producir comida.
La polinización es un proceso en el que estos insectos transfieren el polen de una planta a otra, lo que permite el ciclo de la vida, concluyendo que, si las abejas dejaran de existir, las consecuencias serían catastróficas, pues con ellas se irían multitudes de plantas que dependen de estas y, por consiguiente, asolados por el hambre, muchos animales también morirían.
El 75 por ciento de la flora silvestre se poliniza gracias a las abejas, y casi el 40 por ciento de las frutas y verduras que comemos proceden de la polinización realizada por estos insectos, además de que intervienen en el 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo, por lo que, al no haber polinizadores, flora y fauna morirían, terminando también con la raza humana.
Don Jacinto destacó su preocupación ante la situación, pues dijo que, si esta especie llegara a desaparecer, el mundo sólo tendría 4 años de vida.
“Sin las abejas los humanos sólo viviríamos 4 años más, porque ellas polinizan los árboles y las plantas, eso hace que se produzca más oxígeno y por lo tanto haya más vida”, finalizó.