Opinión Libre / Hipólito Contreras
México ha pasado por ciclos históricos que lo llevaron a cambios importantes. En 1810 se da la independencia para dejar de ser colonia de España y convertirse en nación independiente.
En 1910, la nación independiente enfrentaba una gran pobreza e injusticia: un 90 por ciento de la población vivía en la pobreza, los campesinos casi eran esclavos de los terratenientes; por eso se levantaron en armas para defender sus derechos.
Es hasta el 2018 cuando se da otra revolución en México, pero ésta ya no fue armada, fue pacífica, fue la revolución de voto lo que vino a modificar las cosas. En la elección de ese año los mexicanos lograron un cambio, derrotaron a los viejos partidos políticos que con sus grupos se habían adueñado del país, se habían repartido el poder.
En el 2018, como en 1910, la pobreza se extendía (y sigue aún) a más de 80 millones de mexicanos, sobre todo del sur; había mucha corrupción, mucha violencia, mucha injusticia. Los mexicanos que fueron a las urnas decidieron hacer un cambio de timón, un cambio de rumbo, hicieron a un lado a los viejos partidos políticos y apoyaron a una nueva fuerza política de izquierda, el Movimiento Regeneración Nacional, Morena, y a su líder, Andrés Manuel López Obrador; el fenómeno político envolvió al país.
Puebla no fue la excepción: aun con una baja participación de ciudadanos, de los que fueron a votar la mayoría optó por Morena.
El país aguantó casi cien años a los dos partidos hegemónicos que dominaron todo. El Partido Revolucionario Institucional se descompuso al final de su largo ciclo de vida; al principio hizo cosas buenas por el país, creó grandes instituciones que fueron la base de transformaciones: el IMSS, ISSSTE, INFONAVIT, la Secretaría de Educación Pública, el Instituto Politécnico Nacional, la Secretaría de Salubridad y Asistencia, el Banco de Crédito Rural, entre otras.
Todo eso que creó el PRI fue bueno para el país porque generó desarrollo, justicia, atención a los grandes grupos. Otro gran logro, sin duda del PRI, fue el reparto de la tierra; fueron repartidos muchos latifundios, muchas grandes haciendas, millones de campesinos fueron dotados de tierras.
Lázaro Cárdenas del Río ha sido uno de los mejores presidentes de México, y fue del PRI. El suyo fue el gobierno de la expropiación petrolera y el gran apoyo al campo y a la educación laica, gratuita y obligatoria, que en los mismos gobiernos priistas casi desapareció. El de Lázaro Cárdenas fue el mejor gobierno priista.
El PRI hizo buenas cosas por el país, pero al final de su ciclo se derrumbó como un gigante de barro; los errores de sus dirigentes lo dañaron, pero más bien, fue la entrada de los gobiernos neoliberales en 1982 los que lo llevaron al derrumbe. El golpe final al PRI fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial, el 23 de marzo de 1994 en Tijuana; meses después ocurriría lo mismo con Francisco Ruiz Massieu, uno de los dirigentes nacionales del PRI. En el mismo año se da la rebelión indígena en los Altos de Chiapas con el subcomandante Marcos. Ese estado del sur estaba en la más aguda pobreza y su pueblo pedía atención. Con estos hechos se acabó el viejo partido que gobernó al país por más de 70 años.
En el 2000 entró al poder el Partido Acción Nacional; no pudo con los problemas del país; en lugar de resolverlos los complicó. Peor estuvo el siguiente gobierno panista de Felipe Calderón, quien le declaró la guerra al narcotráfico y ensangrentó al país.
Los dos gobiernos panistas fueron un rotundo fracaso: los grandes problemas del país se complicaron, la riqueza petrolera fue repartida entre la gente del poder, el pueblo de México no fue beneficiado.
En el 2012 los mexicanos le dieron otra oportunidad al PRI, quien regresó al poder, probablemente por última vez; ya no fue el mismo: el presidente Peña Nieto no resultó ser el gran presidente; las cosas se le complicaron; en su gobierno siguió la violencia, la pobreza y la corrupción; el retorno del PRI fue un fracaso. Los hechos de Ayotzinapa dañaron mucho la imagen del gobierno priista.
Por eso en julio del 2018 los mexicanos que fueron a las urnas, decidieron enterrar a los dos viejos partidos y optaron por una nueva fuerza política que les prometió cambios estructurales de fondo. Con Morena y su gobierno México inicia una nueva etapa; si Morena falla, pues entonces sólo Dios sabe lo que pasará.
Para el pueblo de México los dos viejos partidos, el PRI y el PAN, ya forman parte de la historia, del recuerdo; sólo volverán al poder si se transforman, si se reinventan, si se reestructuran, si se vuelven buenos; si el PRI retorna a sus principios… y…. si falla Morena en gobernar este gran país.