López Obrador, Presidente de México

*Aguda crítica al neoliberalismo en su discurso de toma de posesión

Nicolás Dávila Peralta/Ciudad de México. 

«Trabajaré sin odios, respetaré las libertades, apostaré a la reconciliación» afirmó Andrés Manuel López Obrador al asumir el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, ante el pleno del Congreso de la Unión.

Al recinto legislativo de San Lázaro, arribó primero Enrique Peña Nieto, portando todavía la banda presidencial; enseguida, llegó López Obrador y a las 11 horas con 22 minutos, el Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados le tomó la protesta de ley; Peña Nieto entregó la banda presidencial que le fue entregada al nuevo Presidente.

López Obrador inició su discurso con lo que consideró una frase que identifica su gobierno: «Si me piden que exprese en una frase el plan del nuevo gobierno, respondo: acabar con la corrupción y con la impunidad». 

Luego inició una crítica profunda al sistema neoliberal que ha regido la economía y la política desde el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado y se oficializó como proyecto de país en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Destacó tres aspectos de la crisis a la que, en su opinión, ha llevado al país el neoliberalismo: el bajo crecimiento económico, la acumulación del capital en pocas manos y la pobreza de la mayoría de los mexicanos.

Comparó la estabilidad económica que permitió al país crecer al seis por ciento anual hasta 1970; reconoció el crecimiento en los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo, aunque destacó el desequilibrio financiero de esos dos sexenios.

El neoliberalismo, afirmó, provocó la acumulación del capital en pocas manos y el crecimiento de la pobreza. «Antes del neoliberalismo éramos autosuficiente en gasolinas y gas. Ahora compramos más de la mitad de lo que consumismos; en este periodo, el poder adquisitivo del salario minio se ha deteriorado en 70 por ciento. El salario de los mexicanos es de los más bajos del planeta», expresó.

Criticó el resultado negativo de las reformas estructurales que encarecieron el precio de los combustibles y contrastó la crisis que provocaron con las promesas de desarrollo que destacaron sus creadores y los legisladores que las aprobaron.

«Lo digo sin ideología, la política neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país; por ejemplo, la política energética que dijeron que vendría a salvarnos y sólo ha provocado el aumento desmedido de los energéticos», afirmó.

Diputados panistas levantaron en alto pancartas demandando bajar el precio de la gasolina; a esto, López obrador contestó: «Ahora resulta que los que aprobaron el aumento al precio de la gasolina son los que piden que baje. Hago el compromiso que cuando construyamos la refinería y modernicemos las seis existentes van a bajar los precios».

El nuevo Presidente regresó a la primera frase de su discurso y prometió que durante su sexenio se luchará para que se acaben la corrupción y la impunidad «que impiden el renacimiento de México».

Fue breve pero contundente al afirmar: «se cancelará la mal llamada reforma educativa».

Reiteró que no habrá «cacería de brujas», porque eso distrae el tiempo que se debe ocupar en la transformación del país; sin embargo, puntualizó que «de hoy en adelante», el gobierno será implacable con quienes caigan en actos de corrupción y fue más allá: «Sí mi esposa o mis hijos cometen un delito deberán ser juzgados; yo sólo respondo por mi hijo Jesús, por ser menor de edad». En México se respetará el estado de derecho, abundó.

En su discurso ante las dos cámaras del Congreso de la Unión, refrendó la iniciativa que enviará al Poder Legislativo para crear la Guardia Nacional que estará integrada por miembros de lo que hasta el viernes fue el cuerpo de Guardias Presidenciales y de las policías militar, naval y federal y argumentó que esta decisión responde a la grave situación de inseguridad y violencia que vive el país.

Expresó su reconocimiento a las fuerzas armadas que, dijo, no son fruto de una élite, sino que son pueblo uniformado; destacó la fidelidad del Ejército y la Marina hacia el gobierno civil y su vocación como defensores de la soberanía nacional. «Se capacitará a los elementos de la Guardia Nacional en el respeto a los derechos humanos», afirmó.

En cuanto a la política exterior, López Obrador dijo que se guiará bajo los principios de no intervención en los asuntos internos de otros países y el respeto al derecho a la autodeterminación de los pueblos. Con Canadá y Estados Unidos, ya se  está hablando de un «acuerdo de inversión entre empresas y gobiernos para impulsar el desarrollo de los países centroamericanos, para enfrentar de esta forma y no con medidas coercitivas el fenómeno migratorio».

En su mensaje político, López Obrador prometió no fallar en su proyecto de transformación del país: «no tengo derecho a fallar». Añadió: «estoy consciente del desafío de enfrentar los graves problemas nacionales; pero vamos a salir adelante porque creo en el pueblo y en su cultura».

«Bajo ninguna circunstancia habré de reelegirme. Me someteré a la revocación del mandato, En dos años y medio habrá una consulta y se le preguntará a los ciudadanos si se sigue en el cargo o se pide licencia porque el pueblo quita y el pueblo pone», concluyó.

 

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