Punto de Vista / Nicolás Dávila Peralta
En concordancia con el Proyecto de Nación 2018-2024, presentado por el equipo del virtual presidente electo de México Andrés Manuel López Obrador, éste ha anunciado, en la primera semana posterior a las elecciones, el inicio de los trabajos que concretan dos propuestas relevantes hacia el cambio que prometió durante su campaña: el apoyo a jóvenes que inician su vida laboral y la construcción y rehabilitación de refinerías.
Al reunirse con empresarios del país, López Obrador planteó la necesidad de brindar a los jóvenes la oportunidad de acceder en mejores condiciones laborales a su primer empleo. Para esto, les propuso un programa para apoyar a 2.6 millones de jóvenes, a fin de integrarlos a la vida laboral mediante la capacitación en empresas, con lo que se haría frente a las adversas condiciones que hoy imperan en el sector laboral y garantizaría el derecho de los jóvenes al estudio y al trabajo.
El programa, titulado “Jóvenes construyendo el futuro”, prevé una inversión de 110 mil millones de pesos. Los empresarios brindarían tutorías que permitirían la capacitación y el gobierno transferiría recursos para los salarios de estos jóvenes en capacitación.
Sin duda este programa constituye un paso para romper con las condiciones injustas que padecen muchos jóvenes que son contratados con salarios muy inferiores a los merecidos por su formación profesional y en condiciones laborales que los privan del mínimo de prestaciones; situación a la que los ha sometido el capitalismo salvaje que aún padecemos.
De concretarse este programa, los jóvenes contarán, al finalizar su capacitación, con mejores competencias para insertarse plenamente en el campo laboral, sea en la empresa que los ha capacitado o en cualquier otra.
Sin embargo, este programa no significaría que el gobierno realiza una acción paternalista; porque implica la responsabilidad de los jóvenes en edad laboral para esforzarse –primero- en adquirir los conocimientos necesarios para el campo laboral al que aspiran, y, segundo, voluntad para adquirir y aplicar responsablemente las habilidades y capacidades personales para desempeñarse como personas útiles y comprometidas con el desarrollo del país.
No se trata, pues, de mantener flojos, sino de impulsar el desempeño laboral de aquellos jóvenes que quieren y buscan un futuro mejor.
Una mejor política energética
La construcción de dos refinerías, en los estados de Tabasco y Campeche, y la rehabilitación de las ya existente, fue el segundo anuncio realizado por Andrés Manuel López Obrador, en orden a revertir los aspectos negativos de la reforma energética.
Desde que el Congreso de la Unión aprobó dicha reforma, el entonces líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) manifestó, al igual que un gran número de políticos, académicos y líderes de opinión, su oposición a la reforma, en los términos en que fue presentada por el Ejecutivo federal y en que fue aprobada por el Poder Legislativo, toda vez que anulaba la política petrolera que México había defendido desde 1938 y abría las puertas a los capitales extranjeros, principalmente estadounidenses e ingleses, como un retorno a la primera mitad del siglo XX, donde estos capitales eran dueños del petróleo y de los territorios donde este hidrocarburo era explotado.
Los gobiernos de los últimos 30 años se encargaron de debilitar a la estatal Petróleos Mexicanos, a tal grado que hoy se exporta petróleo crudo y se importa el 70 por ciento de la gasolina que se consume en el país; mientras las refinerías mexicanas trabajan al 40 por ciento de su capacidad.
El anuncio de la construcción de refinerías y la rehabilitación de las existentes, sin embargo, no será un proyecto a corto plazo; construir las refinerías llevará al menos la mitad del sexenio del próximo gobierno y la recuperación de Pemex empezará a verse en ese plazo.
El cambio no será un acto milagroso, tendrá que ajustarse a los tiempos de la economía y de la política, pero se están dando ya los primeros pasos para reconstruir este país que los últimos cinco gobiernos se han empeñado en destruir.