Daniel Hernández
Desde hace varios meses, los elementos de la Policía de Investigación de la Fiscalía General del Estado están aislados por la falta de tecnología y por un modelo que ha favorecido la corrupción.
Los elementos, a parte de que tienen que usar sus vehículos particulares para hacer su trabajo, tampoco cuentan con radios de comunicación, lo que supone un riesgo al hacer sus labores diarias.
Los agentes se comunican asuntos oficiales por sus teléfonos celulares y grupos de WhatsApp, y en caso de necesitar apoyo durante una operación son pocos los que tienen conocimiento de lo que ocurre.
Desde hace meses, la Fiscalía General del Estado dejó de pagar las licencias de los radios sumado a la estrategia de fiscalías especializadas que han dividido a la corporación.
Cada fiscalía tiene a su grupo de elementos y estos rinden cuentas a su fiscal dejando como figura casi decorativa a la Dirección General de la Agencia Estatal de Investigación.
Ahora, los elementos sólo atienden los asuntos de su fiscalía, algunos ya no se conocen entre ellos, al convertirse en grupos cerrados y a oscuras permite la corrupción.
Estamos a días de la llegada del nuevo gobierno que encabezará Alejandro Armenta y es inminente la salida del fiscal Higuera Bernal, por lo que se espera un cambio total en la dependencia en beneficio de los poblanos.
Por cierto, el diagnóstico de seguridad del municipio de Puebla parece fuera de la realidad; mientras grupos delictivos se pelean el control territorial para cometer ilícitos vinculados a las empresas criminales que operan a nivel nacional, la Secretaría de Seguridad Ciudadana actúa como si la ciudad fuera una burbuja con delincuentes que roban gansitos de las tiendas.