Abraham Onofre / Atlixco, Pue.
La ruta que conecta Atlixco con Huaquechula, vital para la movilidad y el comercio de sus habitantes, se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza. Un socavón, consecuencia de las intensas lluvias de las últimas semanas, ha dejado este camino en condiciones críticas, impactando de manera severa a las comunidades de La Trinidad Tepango y La Soledad Morelos.
El socavón, que comenzó a formarse hace más de un mes, ha crecido con cada nueva precipitación, transformándose en un obstáculo formidable para aquellos que dependen de esta vía para llevar sus productos a los mercados. Los residentes de estas comunidades, que consideran esta carretera como su acceso más cercano a Atlixco, expresan su frustración ante la falta de respuesta de las autoridades. “Es nuestro único camino. Sin él, no podemos vender lo que producimos”, lamenta María González, habitante de La Soledad Morelos.
La situación se complica aún más con la falta de información sobre las acciones que se tomarán para reparar la carretera. Aunque se había acordado que personal de Protección Civil evaluaría el daño, hasta el momento no han hecho acto de presencia, dejando a las comunidades a merced de un problema que parece no tener solución a la vista. “Cada día que pasa es un día más que perdemos. La carretera se deteriora y nosotros seguimos esperando”, añade don Felipe, un agricultor local.
Las autoridades del municipio de Huaquechula han señalado que la responsabilidad recae en Atlixco, lo que ha generado un tira y afloja burocrático que agrava la situación. La falta de coordinación entre los municipios y la lentitud en la respuesta ante una emergencia como esta ha dejado a los habitantes en una situación de vulnerabilidad.
Con la incertidumbre como compañera, los habitantes de La Trinidad Tepango y La Soledad Morelos enfrentan un futuro incierto. Sin una fecha definida para las reparaciones, la seguridad de quienes transitan por la zona dañada se convierte en una preocupación constante. “No sabemos cuándo vendrán a arreglarlo, y mientras tanto, nos arriesgamos cada vez que salimos”, comenta Ana, madre de tres hijos pequeños.
La urgencia por solucionar este problema no solo radica en la necesidad de una vía segura, sino en la preservación de la actividad económica de estas comunidades que, con cada día que pasa, ven disminuir sus ingresos y oportunidades. La falta de atención a esta problemática es un llamado claro a las autoridades competentes para que actúen de inmediato, antes de que la situación se torne aún más crítica.