**Existen variantes de la danza del Tecuani en la Mixteca, Oaxaca, Puebla, Guerrero, Morelos y el Estado de México**
Juan Rubio / Acatlán de Osorio, Pue.
El profesor Efraín Castelán Martínez, residente de Acatlán de Osorio, con 30 años de experiencia en la danza de los Tecuanes, ha dedicado su vida al estudio y práctica de esta tradición cultural. Su trayectoria abarca diversas facetas, desde bailarín y representante del grupo, hasta investigador, músico y artesano de los instrumentos utilizados en la danza.
Su conexión con la danza surgió en 1993, cuando decidió unirse a un grupo en el barrio de Tres Cruces, desafiando la idea de que era demasiado tarde para comenzar a bailar. Esta decisión marcó el inicio de una transformación personal y cultural, que culminó con su participación en un evento cultural en el Museo Nacional de Culturas Populares de México. El impacto de este acontecimiento fue profundo, ya que despertó en él la necesidad de comprender el significado y la historia detrás de la danza de los Tecuanes.
«Decidí unirme a un grupo cuando ya era adulto. Estamos hablando del año 1993. Cuando se formó un grupo en el barrio de Tres Cruces, al que pertenezco. Y dije, bueno, no puedo hacerlo como niño, así que voy a empezar a bailar. Yo me uní al grupo… Tuve la oportunidad de participar en un evento cultural en el Museo Nacional de Culturas Populares de México. Y aceptamos, sin saber el desafío que nos esperábamos. No como bailarines, no como danza, sino que para mí fue algo que cambió mi ideología», destacó.
La pregunta que le formularon reporteros al finalizar el evento en el Museo Nacional de Culturas Populares fue directa: «¿Qué significa el baile?». Esto desencadenó un cambio significativo en su vida. Este interrogante reveló la falta de conocimiento sobre la historia y el simbolismo de la danza, lo que lo llevó a embarcarse en una investigación que ha durado tres décadas. Su compromiso con la preservación y difusión de esta tradición ha sido fundamental para reconectar a la comunidad con sus raíces culturales.
«Entonces, cuando empecé la investigación, por eso hace rato te decía que son treinta años de trayectoria que, pues, hemos podido investigar», expuso.
Descubrimientos clave en la investigación revelan impacto cultural y colonial
Su incursión en la investigación de la danza de los Tecuanes lo llevó a descubrir aspectos significativos que habían permanecido en la penumbra. Durante este proceso, identificó el término náhuatl «tecuani», que significa «el que come», haciendo referencia a un animal carnívoro. Este descubrimiento es crucial para comprender el simbolismo arraigado en esta danza ancestral.
«Posteriormente le han asignado el significado de ‘el que come personas’. Pero el término real, etimológicamente, es solamente ‘el que come’, refiriéndose, lógicamente, a un animal carnívoro», añadió.
Además, el profesor Castelán Martínez reveló que, a pesar de la prevalencia del término «Tigre» en las diversas variantes de la danza del Tecuani en la región de la Mixteca (Oaxaca, Puebla, Guerrero) e incluso Morelos y el Estado de México, el animal totémico original era el jaguar. Esta discrepancia entre el nombre del animal y su representación enmascarada plantea interrogantes sobre la influencia de la colonización en la evolución de la danza de los Tecuanes.
«Lo que estábamos hablando hace un rato, no tengo la explicación de por qué en todas las variantes de la danza del Tecuani que existen en lo que fue la región de la Mixteca, Oaxaca, Puebla, Guerrero, Morelos y el Estado de México, El personaje principal se llama Tigre».
En este contexto, el profesor Efraín Castelán Martínez ha abogado por un proceso de reflexión y reevaluación de los conceptos asociados a la danza de los Tecuanes, reconociendo la importancia de considerar tanto la perspectiva prehispánica como la influencia posterior a la conquista. Su trabajo en Acatlán de Osorio es un testimonio del esfuerzo por preservar la autenticidad y la riqueza cultural de esta tradición, al tiempo que busca comprender su lugar en un contexto más amplio que abarca otros estados de México donde existen rituales similares.
«Cuando realmente investigamos, el animal totémico era el jaguar. Las manchas de las máscaras son en su mayoría moteadas, por lo que no hay explicación de por qué el tigre… No podemos hablar de un término prehispánico sin reconocer que pertenecemos a una variante que se conoce en otros estados y que, de cierta manera, en esos lugares, existen rituales de este tipo. Aquí solo se manifiesta de manera artística».
El compromiso del profesor Efraín Castelán Martínez con la preservación y comprensión de la danza de los Tecuanes, es un recordatorio de la importancia de honrar y comprender las tradiciones ancestrales, así como de cuestionar y reevaluar la influencia de la historia colonial en la evolución de estas manifestaciones culturales.
Revelaciones sobre los Tecuanes: antes y después de la conquista
El significado de la danza de los Tecuanes se divide en dos partes, según el profesor: antes y después de la conquista. Antes de la llegada de los españoles, el Tecuán y/o el Jaguar eran adorados como deidades a las que se les rendían rituales en busca de lluvia y buenas cosechas. Sin embargo, la influencia de la conquista trajo consigo una reinterpretación de estos símbolos, lo que generó un cambio significativo en la danza.
“Antes de la conquista, el Tecuán, el Jaguar, era una deidad, eran un dios al que se le daban (sic) rituales, rituales destinados a la petición de lluvia, porque los indígenas dependían de la lluvia y de la cosecha de la temporada… los españoles son los que crean el argumento actual, ¡matar al jaguar!, porque no les convenció, si iban a imponer la evangelización, iban a imponer la religión con un solo Dios”, explicó.
El profesor Castelán Martínez señaló que la danza de los Tecuanes se vio influenciada por la imposición de la religión con un solo Dios por parte de los españoles. Esta influencia llevó a la representación del bien y el mal a través de la danza, con el diablo, con una curandera y el toro como símbolo de la agricultura. Incluso el vestuario utilizado en la danza tiene un trasfondo histórico, ya que surgía como una forma de burla hacia los hacendados, con máscaras grotescas y sombreros artesanales que simbolizaban la resistencia y la crítica social.
El traje aristocrático que caracteriza a los Tecuanes, en realidad, surgió como una forma de sátira hacia la élite, ya que los peones obtenían trajes viejos de los hacendados y los utilizaban para burlarse de ellos a través de la danza. Esta manifestación artística no solo es un espectáculo visual, sino que también representa una crítica social y una forma de resistencia cultural.
“La máscara es grotesca porque es una forma de burla, el sombrero, el sombrero no era más que una burla del sombrero de charro, teniendo palma aquí es cuando se crea un sombrero de manera artesanal, que es uno de los sombreros más grandes que existen en las danzas de México”, relató.
Además, el profesor destacó la importancia de comprender el origen de la danza, ya que proviene de Ahuehuetitla, un municipio cercano a Acatlán. Reconocer el legado cultural que representa la danza de los Tecuanes es fundamental para entender su significado y su impacto en la comunidad.
La estatua de Tecuán en Acatlán de Osorio y su impacto en la comunidad
El profesor Efraín Castelán Martínez, narró cómo surgió la idea de la estatua de Tecuán en Acatlán de Osorio y el impacto que ha tenido en la comunidad. El profesor explicó que la idea de la estatua surgió durante la visita del entonces candidato, el ingeniero Alfonso de Jesús Correa López.
«Un servidor fue el creador del proyecto de la estatua de Tecuán, curiosamente, ahora que estamos en campañas electorales, se me ocurrió durante la visita del, en ese momento, candidato, el ingeniero Alfonso de Jesús Correa López, eh, no sé, se me ocurrió decirle que, bueno, solo teníamos dos estatuas».
En ese momento, el profesor planteó la necesidad de tener un símbolo que identificara a la ciudad, además de las estatuas de Miguel Hidalgo y Benito Juárez. A partir de ahí, durante su posterior gestión, se comprometieron a llevar a cabo el proyecto.
La estatua de Tecuán se convirtió en un punto de referencia y un atractivo turístico para Acatlán, generando un impacto significativo en la comunidad. El proceso de creación de la estatua estuvo marcado por anécdotas curiosas, como el momento en que el tráiler llegó con la estatua y la reacción inicial del profesor, quien finalmente tuvo un papel importante en la revelación de la estatua, acompañado de música de los Tecuanes.
Además, se enfatizó la controversia en torno a la representación del personaje principal en la estatua, donde el profesor expresó su deseo de incluir al jaguar como parte esencial de la escultura. A pesar de no lograr esta propuesta, el profesor ha seguido promoviendo la idea de erigir estatuas que representen al jaguar en distintos municipios.
«La estatua, pues, bueno, ¿qué pasa? Cuando se crea el proyecto y el presidente me presenta al escultor. La idea del presidente es que, eh, la forma en que se hizo el danzante, el danzante es el cazador, él es el que va a cazar al jaguar, ¿verdad? Entonces se lo propuse, le dije, oye, pero si el personaje principal es el jaguar, ¿por qué vamos a omitir al personaje principal? Y por supuesto, el presidente en ese momento era un poco medio radical, y dijo, yo quiero que se haga así. Fue como se definió que fuera un danzante que representaría la figura de la estatua”, agregó.
La colocación de la estatua desencadenó un fenómeno interesante en Acatlán, ya que el amor por la danza de los Tecuanes y la música se intensificó, dando lugar a un gran aumento en el número de grupos de danzas de Tecuanes y músicos en la ciudad. Este crecimiento ha consolidado a Acatlán como un lugar reconocido a nivel mundial por la danza de los Tecuanes, convirtiéndose en una manifestación cultural importante.
«A partir de la colocación de la estatua, surgió un fenómeno muy curioso en Acatlán, porque de repente, antes del año 2004, solo había 4, 5, 6 danzas. Estamos hablando de hoy en día, en Acatlán, hay más de 50 grupos de danzas de Tecuanes. En ese entonces, solo había 4 o 5 músicos, hoy en día, tenemos un registro de músicos de todo el mundo. Y solo en la ciudad de Acatlán hay más de 60 músicos, donde ya hay niños de 6 años que están tocando la música de la danza de los Tecuanes», detalló.
El legado de Acatlán de Osorio trasciende fronteras hasta Nueva York
El legado de la danza de los Tecuanes de Acatlán de Osorio, ha trascendido las fronteras de México para llegar hasta los Estados Unidos, en particular a Nueva York. El profesor Efraín Castelán Martínez, con 30 años de experiencia en este arte, ha sido testigo de la expansión y arraigo de esta expresión cultural en tierras extranjeras.
Durante su visita a Nueva York, el profesor Castelán Martínez pudo constatar la presencia de ocho grupos de danzas de Tecuanes, dos de ellos ubicados en Maryland, Washington, uno en Manassas y cuatro en Los Ángeles, California. Este fenómeno no solo es motivo de orgullo para la comunidad, sino que también representa la preservación y difusión de una tradición que ha resistido el paso del tiempo y la influencia de otras culturas.
El impacto de la danza de los Tecuanes en Nueva York es evidente, ya que los grupos han obtenido permisos para cerrar calles y realizar procesiones, e incluso participar en festividades patronales. Este reconocimiento y aceptación en un contexto tan distinto al mexicano resulta motivador para quienes han dedicado su vida a esta manifestación artística.
«Actualmente, las danzas de Nueva York cierran calles y tienen permiso para realizar sus procesiones. También se llevan a cabo fiestas patronales allá en Nueva York. Esto aparte, es muy motivador».
No obstante, la influencia de la danza de los Tecuanes no se limita a los Estados Unidos, ya que, en México, específicamente en la fiesta de San Rafael, se congregan personas provenientes del Valle de México, creando un auténtico acontecimiento que reúne a paisanos, para rendir homenaje a San Rafael Arcángel a través de esta ancestral expresión cultural.
«Hace 60 años, nuestros paisanos también se fueron a México y allá crearon sus propias colonias. Actualmente, en la fiesta de San Rafael, vienen aproximadamente unas 10 mil personas. Desde el Valle de México vienen a bailarle a San Rafael Arcángel. Es todo un acontecimiento ver reunidos en este evento el recibimiento de paisanos».
El Día del Tecuán: celebrando la herencia cultural a través de la danza
El año 2012 marcó un hito significativo con la creación del Día del Tecuán el 23 de junio, impulsado por el maestro Mauro Rojas Reyes en colaboración con un grupo de personas altruistas, entre ellas Castelán Martínez. Esta celebración surgió como una forma de honrar al Tecuán en la víspera del patrón de la ciudad: San Juan Bautista. Anteriormente, la festividad religiosa carecía de una feria o eventos asociados, lo que motivó la iniciativa de destacar la fiesta de San Juan Bautista mediante la creación del Día del Tecuán.
«La idea surgió del maestro Mauro Rojas Reyes para celebrar al Tecuán en la víspera del patrón de la ciudad, que es la festividad de la iglesia de San Juan Bautista».
El evento conocido como el «Saludo Masivo» se convirtió en el punto culminante de esta celebración, reuniendo a todas las danzas en un recorrido desde la estatua del Tecuán hasta el atrio de la iglesia. La caravana de grupos culminaba con un momento único, cuando un solo músico tocaba el son y todos los grupos bailaban al unísono con la música, creando un espectáculo maravilloso y singular que sigue siendo una tradición arraigada en Acatlán.
A pesar del crecimiento de la fiesta de San Juan Bautista, que llevó a la decisión de prescindir del Día del Tecuán, el compromiso de quienes participaron en su creación llevó a la determinación de mantener viva esta celebración. Tras acordar una nueva fecha que no coincide con otras festividades patronales, el Día del Tecuán encontró su ubicación actual en el primer fin de semana de agosto, asegurando así su continuidad y ofreciendo a la comunidad la oportunidad de participar en un momento de celebración y unión.
El legado de la estatua del Tecuán y la creación del Día del Tecuán son testimonios vivos del compromiso de la comunidad de Acatlán de Osorio por preservar y enriquecer su herencia cultural a través de la danza de los Tecuanes, un legado que sigue trascendiendo generaciones y manteniendo viva una tradición única y significativa.